Malas cuentas para la cultura: compartirán el edificio de la Owen

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Aspecto de un rinconcillo del edificio que sería de la Biblioteca Gilberto Owen, del que el ISIC dispondrá sólo de un pedacito para exhibir unos cuantos libros.
  • La cultura no ha sido prioridad en este sexenio y ahora, el edificio destinado a la Biblioteca Gilberto Owen, se consideró muy grande y será compartido

Once años han pasado desde que la ciudad perdió a la Biblioteca Gilberto Owen. Fue sacada del centro de la ciudad para iniciar el peregrinaje que casi al finalizar un sexenio más, se quedó en las mismas: el edificio destinado para albergarla, será compartido con otras oficinas.

No es de extrañar. Éste, no ha sido un gobierno luminoso para la cultura, menos aún las desatinadas declaraciones del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, en relación a que el edificio destinado para albergarla, era muy grande.

Sólo era cuestión de tiempo para saber que el elefante blanco en el que se convirtió el inmueble, no sería destinado para la biblioteca. En mayo del año pasado, fue “prestada” para que se instalaran allí oficinas de la Dirección de la Secretaria de Seguridad Pública.

Pero no se trató de eso. Desde el inicio de este gobierno, la cultura no ha sido prioridad. Si por algo habrá de recordarse a esta administración, será por los conciertos de artistas populares en la explanada de la Unidad Administrativa, y por la construcción de estadios. La cultura del espectáculo fue la prioridad.

Fuera de eso, el Instituto Sinaloense de Cultura operó prácticamente anquilosado en una estructura que ya no es aplicable a la nueva realidad. El “No hay dinero” ha sido la constante. Y por nada se logró subsanar el también periodo gris del gobierno de Mario López Valdez.

La historia de la Owen se ha convertido en una promesa no cumplida, que se remonta a la administración de Jesús Aguilar Padilla, hacia los días en que se optó por removerla del Centro Cultural Genaro Estrada para trasladarla al Casino de la Cultura, aunque finalmente se construyó un edificio exprofeso que nunca terminó de cuajar.

Ayer finalmente lo confirmó al periodista Marcos Vizcarra: “Fue un edificio demasiado grande, la verdad… se hizo en otro momento, bajo otra circunstancia cuando hoy en día lo tienes justamente a tu alcance con todos los medios en tus manos, en el teléfono, es información que antes no tenías…”

Así catapultó las aspiraciones de contar con la biblioteca prometida en ese espacio para ser un referente nacional, en la que ya se invirtieron millones de pesos, se formuló un diseño y se proyectó como un espacio moderno y funcional.

Quizás habría que recordarle que los espacios nunca serán tan grandes para los libros, que no se trata de lujos, sino de necesidades y obligaciones de los gobiernos; lo único que se recibe a cambio, es de nuevo la promesa de un espacio menor para los libros, esos 50 mil ejemplares anunciados como un logro, hace algunos meses.

Y aunque aún no definen con qué oficinas compartirán en tan ‘grande’ espacio, lo que sí es una realidad es que la deuda con los libros sigue sin saldarse.

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