Eso de explorar el origen y significado de las palabras es caminar sobre arenas movedizas en las que nada es estable.
En esos andurriales se metió el cronista angosturense Francisco René Bojórquez Camacho, cuando le dio por coleccionar en una libretita los vocablos y expresiones del habla popular en su región natal, el valle del Évora (Angostura, Salvador Alvarado y Mocorito). Solo para que su descendencia supiera de ellas.
Juntó tantas que al final decidió publicarlas en un libro, al que tituló «Vocabulario del Évora: Voces que se van, palabras que se extinguen» (Edit. Consejo Ciudadano para el Desarrollo Cultural de Angostura y Creativos 7, Culiacán, Sin., 2008).
Lo hizo, dice, aun a riesgo de ser defenestrado por algún académico, como sucedió hace unas décadas a su paisano Carlos Esqueda (es muy común el desprecio que muchos académicos incuban contra quienes, movidos por la pasión y ante la ausencia de investigaciones, se ponen a abrir brecha por sí mismos aun sin tener estudios. Le pasó al «Chino Billetero», recolector de materiales arqueológicos a quien, cuando por fin el INAH llegó a Sinaloa, hasta la cárcel querían meterlo en vez de alzarle un monumento).
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En la lista recolectada por Bojórquez Camacho figuran arcaísmos que se pueden hallar en el Quijote, así como vocablos que son del habla común de todo el país o en el mundo hispano, lo mismo que vocablos de origen cahita muy comunes en su región.
Junto con el significado, agrega a veces una frase con su uso o una anécdota alusiva, así como el sitio o a quién se la escuchó.
No hay libro por malo que sea que no contenga algo bueno, dice el clásico, y en este obtuve información que de otra manera no hubiera conocido.
Retomo aquí una breve relación de las palabras que se agregan en las 190 páginas del volumen, y que llamaron mi atención. Lo divido en secciones solo para facilitar la lectura. Helas:
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Alboi-. Sin meditarlo. Suele usarse al casar una apuesta. «Le aposté a caballo zaino alboi».
Alcaparras-. Más que al fruto encurtido mediterráneo, en el Évora se le llama al agua que no sirve para consumo y se usa para regar el patio.
Alesnío-. Venado muy joven y, quizá por extensión, muchachito muy joven, adolescente.
Alferesía-. Temperatura muy alta, capaz de provocar convulsiones.
Alicusado-. Se aplica lo mismo a alguien que es muy listo que a alguien que está bien arreglado para una fiesta.
Amachochado-. Conjunto de cosas hechas bola, confundidas. Se aplicaba además a una pareja que se abrazaba muy estrechamente al bailar.
Amozomado-. Persona que está enfadada o introvertida.
Analco-. Línea que divide el campo de juego de ulama. En cahita, significa «el otro lado del río».
Apaste-. Olla grande de barro.
Apastón-. Aumentativo de apaste. Persona barrigona.
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Arguinas-. Canasta hecha de palos delgados y forrados con cuero crudo, para transportar comestibles a ambos lados de una mula o caballo.
Arnero-. Cosa o artículo que ya no sirven.
Artesa-. Pequeña canoa de madera para amasar harina en grandes cantidades.
Asocado-. Muy atareado.
Averigüisto-. Persona muy alegadora.
Babieco-. Tonto, baboso.
Barrial-. Terreno barrial, reseco y agrietado pero se aplica a personas que beben mucho, como si tuvieran mucha sed.
Barunda.- Leña delgada para iniciar el fuego de la hornilla.
Barustar-. Resbalar de las manos.
Batajola-. Revoltura de alimentos, migas y piloncillo.
Batarete o baterete-. Revoltura.
Bejori.- Cachorón.
Bichola-. Chola, genitales masculinos.
Bimbalate.- Columpio.
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Cacasti o cacaxtle.- Canasta hecha con varas o trozos de madera entretejida para transportar cosas pequeñas.
Cachume.- Perro callejero.
Calda-. Algo que se hace rápido, en chinga, en calda.
Camonina.- Rutina.
Campamocha.- Mantís religiosa.
Canaral.- Manglar, del cahita, «canari», mangle.
Cancona.- Baile popular.
Cañagual o cayaguali.– Dona de tela que se ponían las mujeres en la cabeza para cargar objetos.
Capote.- Cerco de ramas espinosas.
Casanga.- Machete.
Cascalote.- Corteza de guamúchil para curtir pieles.
Catalinío.- Perico pequeño.
Chancuarro.- Muy feo o de muy bajo estrato social.
Chancuelo.- Torcido o chueco. Dícese de los muebles.
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Chapalote.- Variedad de maíz con semillas café, que se tostar, para el pinole. Ya casi extinta.
Chichinari.- Pájaro color abado o grisáceo, parecido al carpintero, muy corajudo.
Chochi.- Tortilla doblada, taco.
Chuchuluco.- Dulce, caricias. Chuchuluquear es lo que hace una pareja que se está agasajando.
Cisca.- Enojo.
Cuilta. Colchoneta rellena de algodón, del náhuatl «cuitlaxáyatl»
Cuiricuicho.- Calle torcida.
Culichi.- Panal que no da miel o abeja muy pequeña.
Endenante.- Hace un rato. Arcaísmo.
Escurana.- Arcaísmo para oscuridad.
Fregaduras.- Restos de comidas del día para dar a los puercos.
Garraleto.-. Flaco.
Güitacochi o güitlacoche. Ave parecida al cenzontle.
Horrar. Mal parir. Nacer muerto.
Joloma.- Joroba.
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Luída.- Ropa casi transparente por el uso.
Machihui. Restos de masa de maíz con agua al preparar el nixtamal. También sobras de los alimentos para dar a los cerdos o gallinas.
Macucho o macuchi.- Tabaco envuelto en hoja de maíz.
Mamaura.- Mujer mitológica de tetas enormes para embrujar a los niños pequeños.
Mandimbo.- Pingüica.
Marmaja. Basura con hojas de árboles. Fajo de billetes.
Membo.- Tonto.
Mezo.- Burro semental.
Morroño.- Trompo con la punta sin afinar. Morrongo.
Ñuza.- Persona tacaña.
Orruras.- Asientos, residuos de la fabricación de chicharrón.
Pela.- Nalguear a los niños con un cinto, como correctivo.
Pichuela.- Poquito.
Picueco.- Mitotero, argüendero.
Pilingo.- Un trozo muy pequeño.
Pinganillas.- Caminar de puntitas.
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Pipisque.- Persona pecosa o con los ojos pequeños o enfermos.
Pizcador.- Punta de madera o metal para abrir las hojas de mazorca para pelar la mazorca.
Revenido.- Sudoroso.
Sacroso.- Sucio.
Sorrasca.- Elotes asados en su hoja.
Taliste.- Difícil de romper. Persona bien conservada.
Tatahuila.- Darle vueltas a alguna cosa.
Tencuachi.- Persona con labio leporino.
Tilinqui.- Muy tenso, muy estirado.
Tochita.- Ganancia extra.
Trusco.- Excremento. Se usa en la expresión «Come trusco», para rechazar algo.
Yoyoma.- Ciruela amarilla.