LE PASAN POR ENCIMA A LETICIA SANTOS

Y dijo Jesús Valdés: –«Que se cumplan las cosas como yo las estoy diciendo.» E inmediatamente se hicieron. Entonces los reunidos en la oficina de Paulino Rojo vieron que la luz por fin se ponía en sus vidas, luego de más de siete meses de incertidumbre, de dimes y diretes, de inconformidades por las políticas excluyentes del Instituto Municipal de Cultura Culiacán, desde donde se decidiera –en forma unilateral y tajante– prácticamente eliminar el financiamiento a las escuelas municipales de teatro, danza y música, que funcionan en Culiacán desde marzo de 2014 y que lograron la certificación de la Secretaría de Educación Pública.

Fue hacia abril de este año cuando Rodolfo Arriaga Robles, director de la Escuela Municipal de Teatro, se reunió con el presidente Jesús Valdés para compartirle su desacuerdo respecto a un comunicado de Leticia Santos, titular del Instituto Municipal de Cultura, en el sentido de que en esta administración ya no se emitiría más el cheque de 20 mil pesos mensuales (menos impuestos) que se venía otorgando, desde la gestión de Sergio Torres, para el pago de maestros y gastos mínimos de operatividad. El señor Arriaga Robles, esa ocasión, concluyó su estadía en el despacho del Tesorero, José de Jesús Garza Ochoa, quien le propuso una ministración periódica de 8 mil pesos. El acabose sobrevendría dos meses después, en junio, cuando Leticia Santos les hizo llegar una circular a los responsables de cada escuela, entre ellos a Robert Spin, de la Escuela Municipal de Danza, donde les solicitaba pasar a firmar un acuerdo a las oficinas del Instituto Municipal de Cultura, en el que admitían los 8 mil pesos que, según el documento, habían sido aceptados por Arriaga Robles cuando se reunió con el Tesorero Garza Ochoa, pero que, según palabras del también director del Taller de Teatro de la UAS, lo que le dijo al funcionario fue que iba a revisar la oferta, pero que de principio le parecía muy complicado. Esto es, nunca la aceptó.

A este ambiente de desconcierto se sumó el despido de la periodista Reyna Elena López Gutiérrez, como jefa de prensa del Instituto Municipal de Cultura Culiacán, hecho que suscitó una inédita convocatoria para exigir, mediante firmas, la renuncia de Leticia Santos, celebrándose el miércoles 14 de junio en el restaurant Los Portales, con las pintoras Martha Romero e Isaura Lizárraga Pulido a la cabeza. Entre los firmantes están asentados los nombres de César Ibarra, Tiago Ventura, Arturo Díaz de Sandy, Ramón Perea, Gilberto López Castillo, Hortensia López Gaxiola, Francisco Romero, Óscar Loza Ochoa, Alejandro Escobar, Víctor Luna, Mariano Meza, María Teresa Guerra, Orenda Gerardo, Luis González y Leonides Alfaro. Hasta el “Zurdo” del El Guayabo acudió a la cita. Al día siguiente, jueves 15 de junio, a las 8 de la noche, una veintena se reunió en una casa particular, en un afán de discutir qué otras medidas tomar. Una hora y media después, ante la sorpresa de todos, a tal casa arribó el mismísimo presidente Jesús Valdés, únicamente acompañado por su directora de Comunicación Social, Velina Medina Ochoa. Y se dispuso a escuchar la historia de cada quien. Muy atentamente. A uno por uno. A decir verdad, el presidente logró la empatía de los inconformes. Y se comprometió a revisar la problemática, especialmente el asunto de las escuelas.

A partir de entonces no habrían de cesar las reuniones con el Secretario del Ayuntamiento, Paulino Rojo, siempre atento, siempre sensible a las preocupaciones de quienes representaban a las tres escuelas; a saber, Marichú Romero, por Teatro; Robert Spin, por Danza, y Juan Diego Sandoval, por la Escuela de Música, con sede en Costa Rica. Excepto Robert Spin, el viernes 18 de agosto,  los demás –incluidos tres profesores de Costa Rica– intentaban tomar acuerdos con el Secretario. Y era poco más de la una y media de la tarde cuando de repente se abrió la puerta y apareció Jesús Valdés. Otra vez el presidente en persona. Y según testimonio de Marichú Romero, el presidente puso un hasta aquí, un ya basta, el punto final, aduciendo que se arreglara el asunto como él había dicho y tal como se había comprometido con los quejosos, es decir, que las escuelas recibieran sus 20 mil pesos mensuales. Y retroactivo a enero. Pero hasta junio de 2018, porque en ese entonces habrá de concluir su gestión. «Entró Jesús y se hizo la luz», contó Marichú Romero. «Él, ante nosotros, siempre manejó eso: ‘es que yo quiero apoyar, para mí es importante la cultura’ (reunión del 15 de junio). Él siempre decía eso, que iba a buscar la forma; entonces, acá en las negociaciones, en donde no estaba él, como que siempre se atoraba la situación». «Ahora fue muy claro: ‘ya, se acabó, este es el momento. Punto final. Quiero que se cumplan las cosas como yo las estoy diciendo, busquemos la forma’. E inmediatamente se hizo».

En la rueda de prensa donde se dio a conocer la programación del Foro Escénico «TATUAS, Un Público se prepara», apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del programa «México en escena», 7ª emisión, Arriaga Robles se mostró muy complacido por la resolución del presidente Jesús Valdés. Creo que estuvo muy bien no haber aceptado aquella oferta, dijo, «realmente era así como un poco indigno», aseguró. Para quien el acuerdo se hizo «a través de mandos superiores al Instituto Municipal de Cultura», quien ganó la justa fue «la prudencia», la actitud comprensiva del presidente. «Y pues no sé si será la prudencia, (o) esta visión del gobernante, porque casi nadie apoya la cultura; y que hayan resuelto de esta manera, nos parece que es sensacional ¿no?» Y pues ya hace más de siete meses que se habían ido las nieves de enero, parafraseando a Chalino Sánchez, y hasta ahora. Tarde pero seguro. Felicitaciones al compadre Jesús Valdés por haber desempeñado su palabra.