«Hay creencias de que, cuando en la noche, en las tardes, ya que está obscuro, los niños que no están bautizados o los niños chiquititos, no se deben de levantar hacia arriba, ¿por qué? Porque esa cosa los huele, percibe a los niños. Entonces ahí se empieza a rondar hasta que, dicen, que los busca y los encuentra, pues, para darles de mamar».
Así se refiere un indígena mayo de Sonora a la Mamaura, una vieja leyenda cahita de la que, durante mucho tiempo, solo le oí hablar al actor y director de teatro Lázaro Fernando Rodríguez, que la escuchó, dice, cuando niño en sus estancias en la zona rural de Los Capules, adelantito de Campo El Diez.
Era una aparición con la que se amenazaba a los niños chiquitos que no querían dormirse u obedecer una orden, y uno de esos seres fantásticos que, como el nagual, la mujer de blanco, la Llorona y el roba chicos, llenaban el imaginario de los chicos de épocas ya idas.
–Duérmete o se te va a aparecer la Mamaura- decían.
2. LA MAMAURA DE ANGOSTURA
Mucho tiempo pensé que era un cuento familiar de parte de los Rodríguez de Los Capules, hasta que leí, no hace mucho, una referencia por escrito a ese ser en el libro «Vocabulario del Évora: Voces que se van, palabras que se extinguen», del cronista angosturense Francisco René Bojórquez Camacho, quien la define así:
«Mujer mitológica de tetas enormes. La tradición oral nos dice que este ser esperaba a que la madre se cansara de amamantar por las noches y, una vez dormida, cambiaba sus tetas por las de la madre para continuar dando pecho al niño, con la finalidad de embrujar a la criatura».
3. Y ¿QUÉ DICE DON EUSTAQUIO BUELNA?
Pero mucho antes, en 1892, en su libro «Peregrinación de los aztecas y nombres geográficos indígenas de Sinaloa», el historiador don Eustaquio Buelna Pérez recoge esta leyenda de origen cahíta.
«Mamaura, vocablo español con desinencia cahita, de donde sale el verbo mamac, tener tetas, y de éste el aumentativo mamacra o Mamaura, tetona; no se usa sino en los cuentos a los niños».
Eso lo dice en el apartado sobre vocablos procedentes de idiomas indígenas que se han hecho usuales en Sinaloa (contra lo que inventan algunos yoris modernos, que creen que proviene de una mamá llamada Aura).
4. VERSIONES MODERNAS
Son pocas las referencias en internet. Casi todas, de la región norte del estado, donde se conservan mejor las tradiciones indígenas. El ser es más o menos el mismo, aunque difiere en su origen (una madre desnaturalizada).
Una versión dice que es «el espíritu de una mujer desalmada convertida en una ave negra maldita que anda en busca de almas de niños».
En Ahome se habla de una mujer llamada Aura que se casó con un muchacho que por temporadas se iba lejos a trabajar y cada que venía, la dejaba embarazada, pero ella, agobiada por la soledad, echaba a sus bebés a los cochis, hasta que él se dio cuenta y la mató.
Desde entonces su alma en pena deambula, convertida en esa ave negra de grandes tetas, que se aparece a niños que andan solos en el monte o las milpas, a quienes grita ¡chi! ¡chi!, y les da a beber esa leche materna maldita.
La otra versión habla de una maestra de Carricitos, violada de regreso de la ciudad, y que, a los dos meses de embarazo, se colgó de un horcón de la escuelita, donde empezó a aparecerse.
5. LA VERSION DE LOS MAYOS
En el libro «Narrativa cahita en el río Mayo» (de la serie «Rutas de campo», segunda época, No. 7, enero – junio 2020, INAH), hay una narración titulada «El ave que se roba a los niños».
No se le menciona como la Mamaura, pero se parecen mucho. Los autores del estudio la describen como «cierta ave identificada como Chichi porque da de “mamar” a los bebés cuando la madre llega a distraerse», por lo que «las prendas de los infantes no deben exponerse en la noche, así como tampoco los pechos de la madre lactante, pues el ave referida los contaminaría buscando enfermar al bebé».
El relato oral lo da Mario Eduardo Valenzuela Yocupicio. Es una historia terrible, que habla también de una mala madre que es además mala hija, y los temas son la antropofagia, el suicidio y, por supuesto, el castigo de los pecados.
En vida, traía a su madre como criada, y le encasquetaba a sus dos hijos mientras ella «andaba de loca» en los bailes.
Una noche, al volver de la calle, su mamá –a quien le había exigido una cena especial- le dio de comer a sus propios hijos y luego se suicidó.
6. LA METAMORFOSIS
«Entonces, de un de repente, pues dicen que cae al suelo, entonces le empiezan a salir como alas, pezuñas en los pies, en las manos, su cara se empieza como a deformar, sus ropas se empiezan a… por el tipo de cuerpo que empezó a agarrar, que se le empezó a trozar su ropa. Empieza a agarrarse como un plumaje.
«Entonces allá entre la gente del pueblo, dicen que anda en los cielos, que sí, pues, que anda volando así, buscando a sus hijos. Entonces, a los niños que dejan afuera en los catres, dicen que ella baja y les da, pues, de pecho y los niños se enferman o se mueren».
Eso dijo Valenzuela Yocupicio.
¿Le tocó a usted que lo asustaran con la Mamaura?