LA LUNA PARA PRESERVAR LOS GRANOS, EN 1850

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Hacia 1850, los campesinos de Sinaloa solían guardar las semillas en pequeñas casas, en las que además del problema de que ciertos animales se los comieran, debían soportar que los granos recién cosechados se «picaran» (supongo que a causa del gorgojo), lo cual atribuían a lo cálido del clima.

Para evitar esto último, recurrían a un tratamiento que tomaba en cuenta las fases de la luna y el uso de ciertas plantas.

Eso me recordó que, cada inicio de las lluvias, tengo el problema para que se me den las calabazas arotas o de aguas, en mi patio; un muchacho de «p’arriba» me dijo cómo garantizar que la semilla germine a su tiempo y dé buen fruto. El método tomaba en cuenta los ciclos de la luna, a partir de que sacas la semilla de calabaza.

Cierto señor que conozco nos asombraba porque, ya de 70 o más años, conservaba el pelo negro, apenas con alguna cana, lo cual lograba –se decía- gracias a que se lo recortaba siguiendo también las fases de la luna. Y así muchas cosas.

2. El DISTRITO DE ALLENDE, SINALOA

Lo del tratamiento de semillas para alejar al gorgojo, lo encontré de pasada en el primer tomo del «Apéndice al Diccionario Universal de Historia y de Geografía», de don Manuel Orozco y Berra, publicado en 1855-1856, donde se refiere al Sinaloa de hace 170 años.

En la descripción sobre Allende, uno de los cuatro distritos en que se dividía Sinaloa durante el periodo de México de las Siete Leyes, durante el centralismo como forma de gobierno.

Era de cuando el país se dividía en departamentos y estos en grandes distritos, subdivididos a su vez en partidos.

En Sinaloa, los distritos se llamaban Rosales, integrado por los partidos de Sinaloa (que incluía al hoy municipio de Guasave), El Fuerte (incluido lo que después sería Ahome) y Choix.

Al centro estaba Hidalgo, con Culiacán como cabecera y que integraba además a Badiraguato y toda la zona del Évora, y lo que es hoy Navolato.

Más abajo, Morelos en la zona centro sur, con los partidos de San Ignacio, Cosalá y lo que es hoy Elota).

Y finalmente al sur, Allende, en lo que hoy es Mazatlán, San Sebastián (Concordia), y El Rosario (incluido Escuinapa).

3. LOS PUEBLOS DEL SUR

Allende tenía tres villas, 26 pueblos, y 87 ranchos y haciendas. Las villas, ya dijimos, son el Puerto de Mazatlán, Concordia y Rosario.

Los 26 pueblos eran: Presidio de Mazatlán, Siqueros, La Noria, Veranos, Puerta de San Marcos, Porras, El Recodo, Copala, San Miguel, Pánuco, Nanches, Zavala, Zapote, El Verde, Juntas, Guajima, Santa Lucía, Pánuco, Jacobo, Santa Catarina, Escuinapa, Chametla, Cacalotán, Otatitlán, Maloya y Santa María.

4. RANCHOS Y HACIENDAS

Los 87 ranchos y haciendas que menciona son: Juanutillos, Aguacaliente de Pardos, Quelite, Verde, El Llorón, San Antonio, Potrero de la Tetas, Negras, Conchas, Guamúchil, Coyotes, San Marcos, Puerta de San Marcos, Veranos, Buenos Aires, Telcoyonqui, Guasimal, Porras, Llanitos, El Tecomate, La Unión, Guayabo, Montiel, Barrón, Hostial y La Noria.

Además, Las Juntas, Naranjos, Amolé, El Potrero, El Quemado, Camacho, Coyotes, Barrigona, Tagarete, Tepusta, Cuacoyol, Mesillas, Magistral, Malpica, Gatillos, Casas Viejas,  Palmillas, Palmar, Tavor, Lizárragas, Rincón, Zopilote, Mejillas, Platanar, Charcas,  Huamúchil, Habal, Jalpa, Platanar, Caligney, Piedra Gorda, Tule, Canelas, Mapachí, Lomitas, Palos Altos y Jarretadera.

Por último, Jagüey, Guanacastle, Jumayes, Villanueva, Verde, Ponce, Hacienda del Palmito, La Virgen, Matadero, Buenavista, Agua Verde, Chele, San José, Tamarindo, Estancias, Bayona, Rincón, Pozole, Pozos, Apoderado, Nieblas, Mariscal, Potrerito y Las Higueras.

5. LAS SIEMBRAS EN ALLENDE

El texto indica que la agricultura de este distrito consistía en la siembra de las semillas, caña y algodón.

De legumbres, se cultivaban repollo, lechuga, cebolla, ajo, nabo, chile, jitomate, papa, haba y calabaza.

Las leguminosas cultivadas eran el frijol, garbanzo y habas. Las frutas de cultivo eran la naranja, ciruela, aguacate, sandía, melón, plátano, guayaba, piña, uva, cidra, limón real, higo, tamarindo y papayo. Y raíces como el camote, el cacahuate y la papa.

«Las frutas silvestres son la anona, guamúchil, zapote blanco, coacoyole, guayaba, “guaiparinoba” o ciruela del mar (?), nanche, arrayán, pitahaya, agüilote, tempisque, zalate, camichine, pepino, huagilote, tacuarín, dátil de palma, frutilla, limón, ciruela cimarrona y chonchoperico».

6. SIEMBRAS DE TEMPORAL

Comenta Orozco y Berra que el maíz se sembraba de acuerdo con el temporal de aguas, «que unos años se presenta más tarde y otros más temprano, pero regularmente es en julio».

También había la siembra que se llama de verano, y comienza en enero. El frijol se siembra de setiembre a noviembre, así como el garbanzo en los referidos meses, sucediendo lo mismo con el algodón.

La verdura se siembra de octubre a diciembre. Las raíces de cultivo (papas, camotes y cacahuates) no tienen tiempo determinado, así es que se siembran lo mismo en tiempo de aguas que de secas.

Lo mismo sucedía con los frutales de todo tipo, que se producen todo el año y con tanta abundancia, «que las autoridades llegan a prohibir la introducción de algunas por ser nocivas a la salud» (no entiendo cómo la abundancia hace algo dañino para la salud).

El maíz de aguas se cosechaba de noviembre a diciembre, y el de verano, de abril a mayo; el frijol, en enero y febrero, lo mismo que el garbanzo y algodón, siendo el más abundante y productivo en un ciento por uno. Su precio al por mayor era de dos pesos la fanega y a tres por almudes; a cuatro pesos el frijol y el garbanzo. Los trasportaban en mulas, burros y carretones, especifica el texto.

7. LOS CICLOS DE LA LUNA

En todos los pueblos había terrenos de cultivo y los indígenas tenían algunos en arriendo, a un precio muy bajo.

Los potreros como tales eran desconocidos en esa época, pues todos los terrenos de la zona estaban ocupados por ganado y labores que pertenecían a los pueblos, entre los cuales había muchos áridos y poco fértiles.

Las trojes para guardar el grano, tampoco las conocían como tales, y por aquí es donde habla del curioso modo de la gente de antes para preservar las semillas contra el gorgojo y otras plagas:

Para ello, los campesinos «trataban de cosecharlos en tiempo de sazón en la luna menguante, desgranándolos antes que se piquen, y mojándolos en agua de saúco mezclada con cal» (no he encontrado qué planta es el saúco aquí en Sinaloa).

Con ello, podían conservarse hasta seis años, «a excepción de la primera capa».

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