Sigo con la relación de distritos, villas, ranchos y haciendas de Sinaloa durante la breve época de las Siete Leyes, de 1936 a 1846, que fue la época de la invasión de Estados Unidos y la mutilación de nuestro territorio, mientras los mexicanos peleaban entre sí en vez de unirse.
Hablábamos ayer de los cuatro distritos en que el gobierno centralista dividió lo que fue el Departamento de Sinaloa y de los curiosos nombres que asignó a cada uno: Rosales en el norte, Hidalgo en el centro – norte (Culiacán, Badiraguato y Mocorito), Morelos al centro – sur (Cosalá, San Ignacio y Elota), y Allende en el sur (Concordia, Rosario y Mazatlán).
Es la única vez que he leído u oído esos nombres para nuestro territorio, en especial el de Rosales, que no sé a qué héroe de la patria se refiere.
Tomo estos datos del «Apéndice al Diccionario Universal de Historia y de Geografía», publicado en tres tomos en 1855-1856, del sabio mexicano don Manuel Orozco y Berra, quien no lo escribió ni investigó todo, sino que recopiló y ordenó artículos de otros autores.
2. ROSALES Y SUS INDIOS “OCIOSOS”
El distrito de Rosales se divide en 3 partidos (Sinaloa, El Fuerte y Choix) con tres villas, 15 pueblos y 122 haciendas o ranchos.
Orozco y Berra aclara que, “para no repetir lo que hemos dicho en el distrito de Allende, nos contentaremos con poner una lista de los principales pueblos de este distrito, y las fanegas de maíz que cosechan”:
Sinaloa, 30 mil; Ocoroni, 10 mil; El Fuerte, 7,773, Tehueco 1,800; Charay 400; Ahome, 4,800; Choix, 8 mil; Baimena, 7 mil; Yecorato, 9, 500; Toro, 11,800; Baca 4,800, y Huites,1,500 fanegas.
El cálculo está incompleto porque la mayor parte de los pueblos son de indios, quienes se comen los elotes antes de madurar, “razón por la que no podemos hacer el cálculo de otros pueblos” que, por esa costumbre, no cosechan nada.
Describe a estos indios como “abandonados al ocio, no siembran en toda forma, sino que casi lo único que hacen es arrojarlo sobre la tierra, y a pesar de esto, los productos llegan de 150 y 200 por uno”.
Y reflexiona: “¡Cuán felices serían estos pueblos con la protección y cuidado del gobierno, podrá inferirse de esta fertilidad admirable!”
3. HACIENDAS Y RANCHOS
En Rosales, las villas son las cabeceras de partido, que son Sinaloa, El Fuerte y Choiz. Los 15 pueblos son (aquí respetaré las erratas o la ortografía de los pueblos de aquel tiempo): Mochicahuy, Siviripa, Charay, Tehueco, San Miguel, Ahome, Baimena, Yecorato, Vaca, Huites, Bamoa, Nío, Guasave, Taamasula y Ocorony.
Las 122 haciendas y ranchos son: La Cañada, Aguacaliente, Ranchos Viejos, Aguacaliente de los Pérez, Potrero, Estancia, Sarabia, Matapan, Maripa, Presa, Cabras, Llano Grande, Mezquite, Agua-escondida, Coyotes, Cruz del Negro, Cerrillos, Capomos, Ranchito, Agua Fría, Maquipo, Cabrera, Paredón Blanco, Brasiles, Cueva, Veranito, Salado, Bamicorí, Los Capomos, San Lázaro, Chinovampo, Zatacabuy, El Zapote y Hornillos.
Además, San Pedro, San Felipe, Tepabuy, Tepetuaje, Las Cabras, El Macochín, Los Llanos, Álamo, Mayo, Ánimas, Sonobarí, El Mezquite, Las Cañas, Mahone, Maquicoba, Chinoaquí, Taparaquí, Rincón, Sinaloyta, Bagiabuí, Altillo, Montoya, Matupates, Vega, Ojitos, Potreros, Bacapaco, Cajón, Gipahui, Canutillo, Palos Blancos, Agiavampo, Tecila, Minas, Geculna, Metate, Bacorí, San José, La Palma, y Mayovampo.
También, Hacienda de San Pablo, Matacahuy, Bajoyahuy, Batebe, Cochoreme, Tabelógeca, San José del Ranchito, Cerro Colorado, Tasapra, Babuyo, Jacopaco, Güepas, Potrero, Guayepa, San Pantaleón, San Miguel, Castro, Potrerito, Sauces, Babo, Guadalupe, Mochie [¿Mochis?], Bajosori, Tabucabuy, San Miguel, Palmar, Estancia, Macochi, Cajón, Disparate, Colegio, Aguacaliente, Santa Ana, Minitas, Bacoyopa, Tutuhuechí, Cuitavoca, San José, Saucillo, San Francisco, Loreto, Techovampo, Sauce, Papariquí, San Miguel, Zapote y Huara.
4. EL DISTRITO DE MORELOS
Respecto al distrito de Morelos, este se divide en los partidos de Cozalá y de San Ignacio, con cabecera en las villas de esos nombres.
Sus productos agrícolas son simulares a los del distrito de Allende, y consta de 17 pueblos y 68 haciendas y ranchos.
Los 17 pueblos son: Conitaca, Guadalupe, Alayá, Santa Cruz, San Francisco, San José de Bocas, Ciénega, Minitas, Tapacolla, San Javier, Cabazán, San Agustín, Santa Polonia [¿Apolonia?], Aloya [¿Ajoya?], San Juan, San Vicente y Guacimal.
Las 68 haciendas y ranchos se llaman: La Puerta, Cocoyale, Guaracho, Cogota, Las Lajas, Istitan, Tamitapa, Colompo, Coyotitán, Campanitas, Huerta, Zacatecas, Tolosa, Seboraco, Jocuisteta, San Fermín, Rodeo, Comoa, Guajino, Soquistitán, Chirimole, El Salto, Santa Rosa, Cogota, Laguna, Potrerillos, Elota, La Noria, Tecuyo y Escaleras.
Además, Ceuta, Higuerita, Lanachi [¿Canachi?], Ibonia, Cachagua, Ipuelsa, Palmillas, Chuchupura, El Río, Palo-verde, Concepción, Sangre-linda, Potrero, Calafato, Timaquis, Basitos, Cajonato, Huerta, Mesas, Carinal, Las Vegas, Casa Blanca, Agua Caliente, Itamo, Comedero, Mexcaltitan, Milpas, Bacata, Jumagua, El Tanque, El Pescado, Higueras, Tulchichitle, Simón Botas, Palmillas, Naranjo, Estancia, Santa Cruz y Santa Anita.
5. LA LONGEVIDAD EN SINALOA DE LEYVA
Aparte contiene descripciones particulares de algunos pueblos, como la villa de Sinaloa –lo que es hoy Sinaloa de Leyva, de la que dice que fue la antigua capital de la provincia de este nombre, bajo la denominación de San Felipe y Santiago.
“Tiene muy regular caserío y abundancia de mantenimientos. Está situada sobre un llano, a 8 leguas del golfo, a las márgenes del río de su nombre y a distancia de 31 leguas al noroeste de Culiacán.
“Es abundante en maderas de construcción, plantas medicinales, y está rodeada de minerales y algunos cortos placeres de oro. Su población es de 9 mil almas.
“Su temperamento [temperatura?], aunque cálido, no tiene duda que es de los más sanos, pues no se experimentan en ella fiebres estacionarias, ni otras enfermedades como en otros varios puntos de la República [en esa época aún se creía que las enfermedades virales surgían por lo malsano del aire]; pues aun las desoladoras y constantemente periódicas epidemias de viruelas y sarampión, no dan allí sino con mucha benignidad; habiéndose visto igualmente que el cholera morbus, que hizo horrorosos estragos en 1833 en esta República, como en todas las demás naciones, solo se experimentó a distancia de 60 leguas de Sinaloa.
“Sus habitantes viven largo tiempo, y las edades de 60 años son comunes, de manera que hay muchos de 80, y algunos de 100 hasta 125 años. Siendo de notar también, que en todo el año de 1839 murieron solo 81 individuos”.