LA GENERACIÓN LGBTI DE LOS SOLTEROS

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De entre las mil y una cosas que no entiendo, aún no puedo comprender cómo es que en el universo homosexual siempre se esté tratando de alcanzar la perfección, tal vez bastante influenciado por los estereotipos televisivos (que nos han dañado tanto, sin importar orientación sexual) y no nos permiten aceptar la realidad en la que vivimos, terminando por limitar, lamentablemente, la visión de lo que realmente es importante en nuestras vidas.

El estereotipo de la belleza perfecta. Seamos sinceros: nadie es bello o perfecto, ni de rostro, ni de cuerpo; todos tenemos algún “defecto” físico, no nos amoldamos al concepto de belleza europeo, esto es, al clásico renacentista, al concepto ario; nosotros vivimos en un conteniente lleno de mestizaje, vivimos en un país donde se han estado mezclando razas durante siglos; y si bien es verdad que por ciertas regiones predomina determinado grupo racial, esto no quiere decir que un concepto de belleza sea mejor que el otro; y si se trata de gustos, todos tenemos un prototipo de belleza que es totalmente válido. Lo que no es válido es tratar de menospreciar a alguien, sea quien sea, por su color de piel, su complexión corporal, algo que sucede mucho en México, en América Latina. Frecuentemente, somos racistas con nosotros mismos.

Otro estereotipo que nos daña demasiado es el de la riqueza económica, lo que deteriora no sólo la autoestima, sino también las posibilidades de superación personal. Para desgracia nuestra, padecemos un país donde no todos tienen acceso a la educación de calidad, de tal manera que los afortunados –en su mayoría– son personas con recursos financieros. Y aun así esto no significa que ellos sean mejores que quienes sólo accedieron a la educación básica.

Con una adecuada educación viene una mejora de calidad de vida, con tal vez una casa propia, un auto –posesiones materiales a los que no todos podemos acceder–. Es ahí cuando me viene a la mente el dicho “dime de qué has carecido y te diré de qué presumes”. Generalmente, quien nunca tuvo nada, es quien más alarde de ello hace; y digo que todos podemos alardear nuestros logros personales, educativos, económicos, derecho total que nos hemos ganado con nuestro esfuerzo. Lo que no es válido es que nuevamente creas que eres mejor al resto que no está en tu posición.

Vivimos en una carrera infinita por quien logra primero esto o aquello. Tengamos calma: todo llega a su tiempo si somos perseverantes.

Es por este y otros estereotipos absurdos que siempre estamos intentando buscar algo que no se acomoda a nosotros, por lo que terminamos siendo rechazados debido a que no nos ajustamos al estereotipo de otros. El resultado: gente soltera.

Un día de estos, en una comida, platicaba sobre el tema con una amiga y concluimos en que somos la generación de los solteros, que si bien somos más independientes, también somos más exigentes. El problema es que la gran mayoría exageramos y no vemos nuestro propio reflejo.

Valdría más que vayamos bajando de nuestra nube, mirar nuestro interior y preguntarnos si realmente somos tan perfectos como la persona que eternamente estamos esperando.

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