LA CULTURA PARA EL MUNICIPIO

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La Dirección del Instituto Municipal de Cultura también está por definirse; existen varios candidatos, pero nada es definitivo todavía.

Actualmente aún no se define quién va a estar al frente de los destinos de la cultura en el estado de Sinaloa, y tampoco a aquél o aquélla que deberá ocupar la Dirección del Instituto Municipal de Cultura de Culiacán (IMCC).

Hemos de recordar que el único candidato a la presidencia municipal que se interesó por este tema fue Jesús Valdés, quien realizó una serie de encuentros para recoger las inquietudes de los artistas.

En ellos también se dieron cita los viejos rostros de la cultura, quienes desean mantener su puesto, además los funcionarios y ex funcionarios eternos en este campo.

Aunque sabemos que no siempre se elige a quienes realizaron un fuerte trabajo político en campaña, sí se vislumbran a los posibles candidatos, entre ellos los maestros Alicia Montaño y Arturo Castañeda.

Ambos han sido promotores culturales desde hace muchos años, incluso están ligados a ciertos programas promovidos por el propio Instituto y han llegado a una madurez en lo que han desarrollado.

Alicia, como maestra de danza, directora del área de cultura de Cobaes, y política de oficio; mientras que Castañeda ha sido funcionario de cultura del entonces Difocur, del Ayuntamiento de Badiraguato y ahora mismo en el IMCC.

Y aunque no parezca, dirigir el Instituto Municipal de Cultura no es poca cosa, pese a que el presupuesto que le asignan no tenga comparación con el del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC). No se salva tampoco de distintas problemáticas y reclamos.

En el IMCC, aunque a menor escala, a lo largo de las administraciones se ha mantenido el eterno reclamo de la centralización de las actividades culturales, la entrega desigual de apoyos  y retraso en pago a los creadores; pero también se ha visto un crecimiento.

Lo que sí hay que agradecer, es que al menos no han desaparecido los festejos de la ciudad, ni las escuelas municipales de arte, las publicaciones de libros y los programas semanales de música.

Lo imperdonable para el Instituto siempre será que, durante poco más de cinco años, mantuvo cerrado el Museo de Historia Regional para reubicarlo en el Archivo Histórico, y su espacio se pensó para construir en él una cafetería.

Esta situación, que compartió con el ISIC y el INAH, se convirtió en un largo reclamo, ya que este espacio había sido un emblema de la ciudad.

Inaugurado en 1958, apenas el año pasado abrió de nuevo sus puertas para convertirse en un digno espacio, pero aún necesita trabajarse más en su promoción y en una oferta de actividades relacionadas con la historia.

Como parte de lo que fue la remodelación que tuvo el Centro Cívico Constitución, hay que recordar además que se catapultó la vieja Biblioteca Pública Municipal.

Otro de los temas que ha permanecido pendiente en el Instituto, es el proyecto fallido de las esculturas que en 2009 se instalaron en el viejo malecón, pero que han venido decayendo por falta de mantenimiento.

Aún así, todavía existe una Dirección no tan maleada que está en un buen momento para retomar su crecimiento y aquellos grandes conciertos que tuvieron lugar en el patio del Ayuntamiento; esos mismos que establecieron un acercamiento con ese público que, espera, la cultura reavive a este municipio, después de tanto caos.

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