LA BIBLIOTECA GILBERTO OWEN, LA HISTORIA OLVIDADA

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A pocos meses de que termine el sexenio de Mario López Valdez, el proyecto de tener de nuevo a la Biblioteca Gilberto Owen, es aún un sueño guajiro.

Aquel 2011 María Luisa Miranda Monrreal, no sólo recibió la dirección del Instituto Sinaloense de Cultura, sino también las deudas pendientes que había dejado la administración anterior, entre ellas, acaso la más importante, la de la Biblioteca Gilberto Owen, cuyo traslado al viejo Casino de la Cultura se quedó sólo en el papel.

No así la construcción de la ahora, desolada e inutilizada, Galería de Arte Contemporáneo Antonio López Sáenz, en pleno corazón del Centro Cultural Genaro Estrada, en donde durante más de 30 años había permanecido la biblioteca.

La propuesta original de reubicar a la Owen, en un edificio ubicado en plena Avenida Álvaro Obregón,  en realidad no sonaba mal, tomando en cuenta que en la gran mayoría de las capitales del mundo, las bibliotecas ocupan un lugar especial en el centro de la ciudad.

Así la que fuera la primera construcción de carácter moderno y un lugar de encuentro del Culiacán de los 50, albergaría los 30 mil libros, que con el paso de los años se fueron perdiendo.

Sergio Jacobo Gutiérrez, entonces director del ISIC, dijo que en ambas plantas del Casino se incluiría la creación de una sala multimedia, una área especial infantil, otra para lectura Braille, una sala de confort y área de capacitación tecnológica.

“El edificio donde está actualmente la biblioteca tiene 30 años y ha sufrido el impacto del tiempo, la afluencia ha rebasado, los espacios son insuficientes para albergar las colecciones”, declaró a Noroeste en 2010, pero esto no sucedió así porque debido a que la complicación para cruzar la avenida, la falta de estacionamiento, la falta de presupuesto provocaron que ese plan inicial se quedará encartonado.

Con ello se había sepultado toda una tradición en la antigua Biblioteca Gilberto Owen, aunque no tenemos una sociedad lectora, sí se tenía ahí un centro para que los estudiantes hicieran sus tareas escolares, espacio para niños, una buena oferta de talleres y un digna colección de libros sobre Sinaloa.

Pocos pudieran decir sentirse ajeno a ese espacio, la Owen construyó a lo largo de los años toda una tradición, incluso un punto de encuentro, convertido ahora en un edificio gris que no ha logrado embonar con lo que queda de este Centro Cultural, que pareciera estarse cayendo a pedazos.

¿Dónde está la Owen?

A pocos meses de que concluya esta administración, muchos se preguntan ¿dónde está la Owen?, la respuesta es muy simple: en el olvido, en ese mismo que ha quedado aquel DIFOCUR que tanto se añora, a estas alturas los festivales culturales realizados en la administración de Francisco Labastida Ochoa, no han podido superarse.

Sinaloa, sigue siendo el único estado que no cuenta con una biblioteca central pública, y eso nunca pareció ser un tema estelar. La promesa hecha por María Luisa Miranda en varias ocasiones, de regresarla a los lectores, sigue sin cumplirse. A estas alturas hay un edificio en construcción en medio de la polémica.

De los 100 millones de pesos asignados por la federación, para la construcción que en un inicio pensaba ser ubicado en el Parque Ernesto Millán Escalante y finalmente en un espacio contiguo al Parque Temático, se recortó además de ser objeto a una serie de mutilaciones.

A través de Ruizacosta Arquitectos, Carlos Ruíz Acosta, responsable del proyecto arquitectónico, publicó  un comunicado para recordar que junto al escritor Élmer Mendoza, planteó un concepto novedoso probado en bibliotecas ejemplares que son centros de integración social enfocados a captar lectores de todos las edades y niveles económicos, dentro de un edificio interactivo y libre.

“El ISIC nos pidió que se planeará para 30 años, que se diseñará de acuerdo al programa y que su arquitectura fuera un imán para la juventud. Así se hizo. El gobierno federal asignó 100 millones de pesos que localmente redujeron a 80 y después a 75.”

“En diciembre de 2015 la SDUOP nos informó que le quitarían un piso porque “no alcanza”. El 03 de mayo de 2016 lo confirmaron, cambiando los acabados por otros más baratos. Élmer Mendoza y yo les propusimos que sin importar el presupuesto, nos dejaran la infraestructura del edificio completa para continuarlo posteriormente, pues es un proyecto de largo plazo”, señala en la misiva.

Al quitarle un piso, detalló que truncarán el funcionamiento orgánico, la imagen se distorsionará y tendrá un futuro incierto.

“Los que decidieron ignoran el tema de bibliotecas y se obstinan en complacer los gustos del Gobernador, sin informarle los daños irreversibles que causarán. La Biblioteca Gilberto Owen se pensó como referente, ancla y núcleo de la educación; no un cajón decorado para el corte de listón”, prosiguió Ruíz Acosta.

“Le escribí una carta al Gobernador el 05 de abril de 2016 con este contenido. En vez de respuesta esperaba inteligencia en las decisiones. Es evidente que por la urgencia de inaugurarla antes de irse, heredarán un edificio mutilado y contrahecho”.

La biblioteca que no es

Cabe decir que aunque Ruíz Acosta levante su voz para revivir este tema, muchos todavía quisieran que la Biblioteca Gilberto Owen regresara a su lugar original, una propuesta que nunca fue contemplada por las autoridades actuales.

Aunque suene descabellado, no está demás decir, que a la biblioteca se le sigue extrañando ahí, en la ahora galería que también se convirtió en una promesa sin cumplir, porque poco hay de la alta tecnología que se dijo sería dotada y mucho menos del ambicioso  programa que pretendía ofrecer hasta cuatro exposiciones a la vez.

Ahora solo queda esperar que en los pocos meses restantes de esta administración, a la ciudad le sea devuelta la biblioteca que hasta el momento no es.

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