Es desdén por la cultura en Sinaloa

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  • El Gobierno de Quirino Ordaz Coppel le ha quedado a deber a la comunidad artística y a sus espectadores; la gestión estuvo orientada a los conciertos masivos

Aunque se pensó que después de la convulsa gestión gubernamental de Mario López Valdez, la cultura tendría un periodo de gracia, no fue así. Las esperanzas puestas en que todo mejoraría en el Instituto Sinaloense de Cultura, se desvanecieron conforme pasaron los años y hoy, a poco de concluir la gestión de Quirino Ordaz Coppel, los saldos no son los mejores.

El discurso se repitió: no hay dinero. La operatividad fue la esencial para cumplir con la numeraria oficial, aun cuando el equipo de trabajo se conformó con promotores culturales de la vieja guardia, quedándole a deber a la comunidad artística y a sus espectadores.

Parece broma que se sigan añorando los buenos tiempos de Francisco Labastida o de Juan Millán Lizárraga, donde tanto la infraestructura como la programación se dieron con creces. Lo que nos dice que las administraciones posteriores no han visto en su justa dimensión a la cultura. Es el accesorio que se retoma cuando es necesario, sin lograr esa articulación cultural que tanto hace falta y no conforme con ello, llegó la pandemia para dar aún más al traste.

Desde un inició fue claro: la prioridad nunca fue la cultura. Basta recordar que aún con restricciones económicas, sí se pagaron conciertos masivos como el de la Banda MS por 2.5 millones y 3 millones para el de Café Tacvba, mientras que por otro lado se cancelaron las convocatorias de premios importantes, como el Premio Sinaloa de las Artes, la Bienal de Artes Visuales del Noroeste y el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen, entre otros.

También la Biblioteca Gilberto Owen sufrió los embates de esta administración, porque aunque finalmente se reactivó después de dos administraciones en las que permaneció abandonada, le fueron mutilados dos de sus pisos por ser considerada demasiada ‘grande’. Actualmente es compartida con otras oficinas gubernamentales.

Y aunque vale decir que se conservaron proyectos importantes como el de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes y se implementaron talleres de arte comunitario, los sinaloenses siguen añorando los buenos tiempos, esos mismo que cada vez se prometen cuando las campañas políticas están en su apogeo.

Comentarios: azu.manjarrez.bastidas@gmail.com

 

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