El ISIC, EN EL PRINCIPIO DEL FIN

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Con más cuentas pendientes que saldadas, se despide la administración actual del ISIC.

A un par de días de que el sexenio malovista llegue a su fin, evidentemente con más quejas que aplausos, el malestar es general y el área de cultura no es la excepción, porque ha quedado a deber más de la cuenta a la comunidad a la que se debe.

Y aunque esto no signifique que otras administraciones no hayan dejado pendientes, en especial ésta será recordada por los desatinos y la poca aceptación de los artistas.

Aunque desde un inicio se dio continuidad a la mayoría de los programas, nunca quedó claro qué se buscó realmente. Lo que sí es evidente es que el equipo de trabajo no le ayudó mucho a la directora del ISIC, María Luisa Miranda, y dirigió a puerta cerrada.

Muchas fueron las quejas de que no dialogó con los creadores, mismos que poco a poco se fueron alejando de ese edificio y su complejo cultural, personajes que mucho arte y cultura habían dado a los sinaloenses.

Así, despidos, huelgas, falta de apoyos y eventos que no fueron más allá de su envoltura, predominaron durante este periodo, donde la cargada ‘mochiteca’ dejó además la gran deuda con la Biblioteca Gilberto Owen, en la que se trabaja a marchas forzadas para una culminación que no llegará.

Después de mucha discusión, terminó siendo instalada a un costado del Parque Temático, pero también muy cerca de las vías del tren, del río y de una complicada vialidad de camiones. De todo aquello que la alejó de ser instalada en el parque Ernesto Millán Escalante, como se pensó en un principio.

Además, su autor, el arquitecto Carlos Ruíz Acosta, ha manifestado en varias ocasiones su descontento por la mutilación de un piso de la obra, planteada conceptualmente como un edificio de primer mundo.

A la hora de verdad, señala en un texto publicado en Facebook, en Ruizacosta Arquitectos, las autoridades del ISIC nunca defendieron el proyecto, dejándolo en otras manos.

“María Luisa Miranda, directora del ISIC me dijo en una junta, en relación a la decisión ya tomada de mochar el proyecto y abaratarlo: ‘opino lo que diga el Gobernador’. Sin opinión propia, terminó enredándose en una retórica hueca. Aún y a pesar de todo, le agradezco me haya propuesto para hacer el proyecto”, destaca en el escrito.

“Y acerca del que tomó las decisiones, don José Sevilla de ilustre apellido, sin conocimiento alguno de bibliotecas, hizo lo que quiso, revelando arrogancia y servilismo, y de pasada golpeando contumazmente al grupo político al que pertenece. Pregunta: ¿Adónde quedaron los 100 millones de la federación destinados a la biblioteca?”

Como ésta, existen muchas preguntas más en rubros como la danza, el teatro, las artes visuales, la música…, que al parecer seguirán sin tener respuesta. Ahora sólo queda esperar que quien esté al frente de esta institución, no quede a deber.

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