EL CICLÓN QUE DESTRUYÓ MAZATLÁN EN 1943

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«El ciclón que destruyó Mazatlán, cuya población es de poco más de cuarenta mil habitantes, es único: los árboles fueron arrancados de cuajo y las casas se derrumbaron. Los ríos que en ancha faja cruzaban a Nayarit cubrieron los pueblos y las sementeras, desflorando sus desembocaduras al mar en forma violenta», reseñaba el diario El Nacional en su artículo «Muerte, desolación y ruina, saldo del ciclón en Mazatlán», el día 11 de octubre de 1943.

Lo fuerte del ciclón duró cuatro horas, desde las 5 a las 10 de la mañana del sábado 9 de enero, durante las cuales sufrieron daños más de 400 casas (60 por ciento) y más de 2 mil 800 personas damnificados, sobre todo en las zonas de Playa Norte y Playa Sur, y en la Montuosa.

Destruyó a la mitad del Mazatlán de aquel tiempo, así como a los poblados de El Roble y Villa Unión, y sus estragos se sintieron hasta Guasave, Ahome, Angostura y Salvador Alvarado, con muchos pueblos inundados, cosechas perdidas y daños calculados entre 9 y 10 millones pesos de aquellos, y se quedaron 3 mil familias humildes sin casa en la entidad.

2. EL PEOR HASTA ESE AÑO

Lo relación de ese ciclón –aún no se les ponía nombre- la rescata el mexiquense Gaudencio Neri Vargas, cronista de Tepotzotlán, en un trabajo presentado en 2012 ante el 35º Congreso Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas, celebrado en julio de 2012 en Guamúchil, Sinaloa.

Hasta 1943, era el ciclón más fuerte caído sobre Mazatlán, ya que «en 1896 sufrió las consecuencias de un violento ciclón que tuvo su punto de partida en la isla Clipperton; en 1899, se inició otro en la isla Revillagigedo; en 1920 hubo otro más, cuya acción se concentró en las Islas Marías, después de afectar seriamente el puerto sinaloense, sólo se salvó la ciudad, que se vio invadida por las aguas del mar», dice un informe.

«Pero ninguno de todos ellos es comparable con el de la presente ocasión, que llevó a la mente de los mazatlecos el temor agudísimo de que la ciudad desapareciera inevitablemente», agrega el reportero enviado por El Nacional.

3. ALLÍ NACIÓ «EL SINALOENSE»

El señor Ernesto Pérez Arteaga, auditor de la Junta de Administración y Vigilancia de Propiedad Extranjera, expresó: «Me encontraba en el Hotel Belmar cuando escuché el crujir de las ventanas y vi desplomarse las paredes de la cocina del hotel. Pensé que era el fin del mundo. Los pasajeros [sic] del hotel se reunieron con sus esposas e hijos que lanzaban gritos de espanto».

El reportero agrega que «en los barrios las gentes salieron de sus habitaciones con el terror pintado en el rostro. Unos lloraban, otros, llenos de pánico, buscaban afanosamente un lugar de protección».

Fue por ese ciclón que el compositor tamaulipeco Severiano Briseño, junto con el Trío Tamaulipeco, se vio obligado a quedarse en Mazatlán mientras se restablecían los caminos, lo que dio pie a que compusiera posteriormente el son «El sinaloense».

4. UNA ISLA «DESAPARECIDA»

El temporal se originó en Islas Marías –por entonces centro penitenciario-, cuyo director informó que «en las primeras horas del día 8 se desató un temporal, con fuerte viento huracanado que duró hasta la noche, decreciendo en intensidad hasta las 10 horas de día siguiente».

Esos días circuló el rumor de que una de las Islas Marías había desaparecido, según consignaba un diario: que la Isla María Magdalena, que forma parte del archipiélago de Las Marías y en cuyas inmediaciones parece se formó el ciclón, «había desaparecido de la superficie dada su naturaleza arenosa».

En la Secretaría de Marina, a donde llegó la noticia, se dijo que era una noticia falsa, ya que «la conformación de dicha isla es rocosa y hasta montañosa».

5. DISNEY, VARADO EN MAZATLÁN

El «espantoso» ciclón azotó a Mazatlán y a una extensa región de Sinaloa, con una velocidad máxima de 160 kilómetros por horas, y se registró entre las seis y las 10 de la mañana.

Derribó los hilos telegráficos y telefónicos, así como postes y cables de energía eléctrica; destrozó caminos y los puentes del ferrocarril, por lo que el puerto se hallaba incomunicado y a oscuras.

Excepto por la radio de la Compañía Mexicana de Aviación y con el aparato de radio que se hallaba en el California Clipper, que salió de Los Ángeles la noche del viernes 8 a las 11:52 horas, tiempo del Pacifico, y llegó a Mazatlán a las 6.05 de la mañana del sábado 9, una hora antes de que la perturbación atmosférica alcanzara su mayor intensidad de 160 kilómetros por hora.

Entre los 21 pasajeros que bajaron de ese avión, estaba el productor cinematográfico Walt Disney y algunos técnicos y acuarelistas de sus estudios.

Pero también venía el doctor Joaquín Fernández y Fernández, canciller de la República de Chile, en viaje hacia la capital del país como visitante de honor.

6. ¡CON LA CERVEZA NO!

Las familias damnificadas se refugiaron en la Escuela Naval; solo en las escuelas Montuosa y Morelos fueron alojadas 260 familias que perdieron sus hogares. Al menos veinte autos y carros de carga fueron hechos pedazos al caer sobre ellos los muros de las casas y los mosaicos de la Catedral del puerto fueron arrastrados por el agua mientras que la cúpula del costado poniente se derrumbó, dicen los reportes oficiales, replicados por la prensa.

La ciudad ofrecía un «aspecto desolador»: Los cines Ángela Peralta, Royal, Zaragoza, Estadio y otros centros de espectáculos quedaron destruidos.

En los hospitales Civil y Militar se atendió a 62 heridos y entre los muertos se hallaba un tal ingeniero Gómez, del ingenio El Roble, y un albañil.

El puente Rosario, sobre el río Baluarte, quedó destruido en cinco tramos.

Hubo de aplicar la ley marcial, entre otras cosas para evitar que «comerciantes sin escrúpulos» e «inmorales» encarecieran los víveres, como el litro de leche, cotizado de repente en 90 centavos. Algunos fueron encarcelados.

En esos amargos días, la sacrosanta Cervecería del Pacífico resintió pérdidas calculadas en 600 mil pesos por la destrucción de sus hangares, dos aviones y una camioneta.

7. INUNDACIONES EN EL NORTE

Las lluvias torrenciales provocaron daños graves en Guasave, Bamoa, San Blas y los Mochis con inundaciones de pueblos y, en lo económico, con la «pérdida total de la cosecha de caña», mientras que Guasave «se perdieron cinco mil sacos de garbanzo recogidos en la reciente cosecha, así como cien mil pesos en ajonjolí que tenían almacenado los pequeños agricultores y ejidatarios».

En el pueblo de El Gurrión, en Guasave, los campesinos se movían a bordo de canoas, pues el agua alcanzó altos niveles,

En Guasave, el 25 % de las casas quedaron destruidas, y se llevaron víveres y medicina a los pobladores indígenas de Estación Verdura –León Fonseca- mientras que se hacían esfuerzo para abrirse paso hacia Guasave, por caminos destrozados.

En Angostura, el alcalde pedía ayuda «con gran insistencia» y en Sinaloa de Leyva hubo daños.

Según un reporte del Ejército Mexicano, a nivel estatal se derrumbaron «3 mil casas pertenecientes, en su generalidad, a la población humilde y al proletariado de la región, lamentándose la muerte de 25 personas, además de 50 que resultaron heridas».

8. UN MAZATLÁN «LÚGUBRE Y SOLITARIO»

Según El Nacional, «toda la costa de Nayarit a partir de Puerto Vallarta, se encuentra inundada: los pueblos están cubiertos por las aguas del mar y de los ríos que se han desbordado. En el paisaje se encuentran escenas que, vistas desde un avión, semejan a aquellas que existieron en las primeras edades del mundo en que, con furia, los elementos se desataron implacablemente».

Después del ciclón, no paró de llover por tres días, dificultando las labores de salvamento.

Y para amolarla de acabar, «se tienen noticias de que hay una nueva perturbación ciclónica» (esta fue a dar a la zona norte, donde les llovió sobre mojado)

Periodistas llegados de la ciudad de México, en avión, y que se disponían a regresar a la capital, tuvieron que volver a Mazatlán debido al mal tiempo.

En su edición del 13 de octubre, El Nacional reporta que «por las noches Mazatlán presenta un aspecto lúgubre y solitario; sólo de cuando en cuando aparecen patrullas de las que recorren la ciudad. Dos escuelas: la Montuosa y la Morelos, alojan a unas quinientas personas que carecen totalmente de hogar”.

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