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Aunque se pensaba que con la llegada de Papik Ramírez Bernal al ISIC se subsanaría lo perdido en el periodo de María Luisa Miranda, la situación no está nada bien.
Por más aceptación que tenga Papik Ramírez Bernal como director general del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC) entre la comunidad artística sinaloense -a diferencia de su antecesora, María Luisa Miranda Monreal-, es innegable el caos financiero que ahí se vive.
Aunque esta vez no ha habido huelgas, periodicazos, despidos masivos o inconformidades públicas, todo se ha hecho de manera silenciosa; dicho esto, porque muchos de los inconformes en la anterior administración, ahora tienen un puesto que cuidar o, en su defecto, han sacado la banderita blanca de la paz.
Lo que pintaba muy bien para la cultura en el estado a inicios de esta administración, hasta el momento se ha quedado sólo en el discurso; ahora nada más se escucha: “no hay dinero”, la historia conocida desde la administración anterior.
Algo ha pasado, que ni ahora con la experiencia de sus colaboradores se han notado avances significativos en su administración. Para muchos todo sigue igual; para otros, ha habido pocos avances.
El ISIC no ha logrado salir del letargo en el que se instauró desde el gobierno de Mario López Valdez, salvo los programas que han llevado a los municipios y la permanencia de otros. La apuesta, como ya se ha dicho, ha sido pan y circo.
Si algo habrá que ‘recordarse’ como sello de esta administración, es el ofrecimiento de conciertos masivos y gratuitos de grupos populares, que dicho sea de paso, ninguno se ha quejado por la falta de pago.
Esto indica que dinero hay, pero para unos cuantos. Recientemente se publicó una larga lista de facturas sin pagar a muchos proveedores; y hacia el año pasado algunos trabajadores exhibieron, en redes sociales, el retraso en pagos de quincena, e incluso de aguinaldo.
No son los mejores tiempos para la cultura. Incluso el propio Papik Ramírez ha asegurado que la situación estará peor. En definitiva, el caos difícilmente terminará sin un apoyo definido desde los altos mandos gubernamentales, donde habido todo. Menos voluntad.
