“SSSST… YO CONOZCO A ESA MUJER”

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Estamos recobrando nuestro ritmo de vida. Parece que se difumina esa pandemia  que trompicó dinámicas y formas de vida. En lo personal, para “escapar” del encierro, la literatura me ofreció una ventana para conectarme con otros mundos y otros seres. Varios escritores me abrieron rutas y me acompañaron en ese transitar. Entre otras plumas, una novelista fue mi aliada para salir de mi “lugar de cautiverio”: Toni Morrison.

Este 18 de febrero se cumple un aniversario más de su nacimiento. Por ello, se me vinieron a la mente los textos y lecturas que me “regaló” esa mujer que nació hace 92 años en el seno de una familia obrera y de color. Abandonó este mundo hace poco menos de 4 años, pero su luz sigue dando fulgor a las letras estadounidenses.

Toni Morrison cursó estudios de licenciatura en la Universidad de Howard y de posgrado en la Universidad de Cornell. Se desempeñó como docente universitaria, para luego abrazar la creatividad literaria como oficio de vida. Por su éxito y calidad de escritora, en 1993, obtuvo el Premio Nobel de Literatura, entre otros reconocimientos.

Sobre su escritura, quizá influyeron las leyendas y tradicionales cuentos populares afroamericanos, contados por la abuela y padres durante su infancia, así como su propia condición de vida. De sus más de una docena de obras literarias, solamente he leido cuatro novelas y algunas incursiones furtivas a otro par. Éstas me permiten captar su interés narrativo: la vida de la gente de color con sus pesares, anhelos, identidad y cultura; la discriminación racial y de género –especialmente contra mujeres- y las calamidades de la esclavitud; el abandono, la marginalidad y la injusticia. Brevemente, algo de estas novelas.

En 1970, Toni Morrison escribió su primera novela: “Ojos Azules”. En ella, Pecola, una niña negra, desea tener los ojos azules para sentirse bella, admirada y querida. Anhela el mundo “perfecto” de los blancos. Vive el racismo y la violencia, hasta el grado de ser violada por su padre. Sufre de marginación y complejos de inferioridad por ser pobre y por el color de su piel. Posee un gran vacío interior por no poder alcanzar una vida digna. Es la recreación de la dolorosa historia de una jovencita que anhela ser amada pero que para adquirir autoestima aspira a un ícono cultural de los blancos: lo azulado de sus iris.

Tres años después apareció “Sula”. Ambientada entre los años 1940 y 1970, se recrea la vida de Sula y Nel, dos niñas negras que comparten sueños. Las amigas crecen, Nel se casa y es madre, Sula se marcha y regresa al barrio diez años después, para mostrarse como una mujer fuerte y de vida disipada, hasta en el ámbito sexual. Para la comunidad una especie de “chivo expiatorio” o la antítesis del deber ser. Sula, incluso tuvo amorios con el esposo de su amiga. Pero, al morir Sula, Nel la extraña: “Allí, en el centro de ese silencio, encontraba no la eternidad, sino la muerte del tiempo, y una soledad tan profunda que la palabra misma perdía todo sentido”. Una amistad aguda y lacerante para Nel, pero ante la tumba de Sula, su sentimiento de perdida “Fue un bonito llanto -largo y sonoro- pero sin fondo y sin superficie, solamente círculos y círculos de dolor”.

Toni Morrison

En 1977, escribió “La Canción de Salomón”, donde la fantasía y lo mítico se entremezclan. Se situa entre los 30´s e inicios de los 60´s, presentando a un próspero hombre afroamericano que trata de ocultar sus orígenes para adaptarse a la “sociedad blanca”. Pero, Macon “Milkman” -su hijo- toma un camino opuesto. Es un joven desarraigado, vacio y sin rumbo que cuando supo que no podia volar perdió interes por todo. Sin embargo, cuando rebasa los treinta años a fin de explorar sus raices familiares, se acerca a los guetos y con quienes reaccionan contra la violencia de los blancos, pero guarda distancia con el grupo de los “Siete Días” -organización que asesina blancos en represalia por las vejaciones y asesinatos contra afroamericanos-; en cambio, influenciado por su tía  se aventura a tierras del sur estadounidense y a “volar al pasado” para: rescatar un supuesto tesoro situado en una cueva que databa de tiempos del abuelo, reencontrarse con su pasado familiar (abuelos y bisabuelos) y su identidad racial. Milkman busca del oro pero no lo encuentra, solo descubre un esqueleto humano. Conoce la historia de su familia ancestral. Escucha a unos niños cantar “La Canción de Salomón” y recuerda que su tía cantaba una canción similar, deduciendo que dicha melodía trata sobre su propia familia: “Vienes a mí” de la letra, le remite al abuelo que “voló” espiritualmente para regresar a África, su lugar de origen. Es descubrir los orígenes de una estirpe.

Y, en 1987, Morrison publicó “Beloved”, ambientada a mediados del siglo XIX e impregnada de un gran realismo mágico. Apoyada en un suceso real, da “vida” a Sethe, una esclava negra fugitiva que tras ser capturada mata a su pequeña hija para liberarla de las plantaciones y la esclavitud. Esta mujer “había aprendido en sesenta años de esclavitud y diez de libertad: [que] en el mundo no había mala suerte sino blancos” Lo que “la llevó a preguntarse si el infierno no sería también un lugar bonito”. Se muestran sus anhelos de libertad y su dolor. Incluso, un fantasma ( su hija) aparece en la casa que habitaba para demandar atención y amor: un agente sobrenatural que acosa a los vivos y recuerda esa tragedia y ese pasado de sujeción. Pero, también es la representación de un trauma que deja de herencia la esclavitud e una interrogación sobre la moralidad de la conducta de la madre que recurre a la muerte de lo querido para que escape del dolor.

En fin, las novelas de Morrison son atrayentes, de prosa bella, fuerte, cruda  y precisa. Con imágenes impactantes que conmueven, provocan reflexiones y empatía hacia personajes que aparecen alejados de los paradigmas de vida del “blanco” y “anglosajón”. Visibiliza a quienes por mucho tiempo no tuvieron voz. Una escritora que recurre al pasado, lo recrea y alegoriza para ahondar en las raíces y sentires de una “comunidad” negra que tiene pulsaciones y cicatrices.

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