Y ahora resulta que la Biblioteca está ‘prestada’

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  • Tres gobiernos han pasado desde que Culiacán se quedó sin el corazón del Centro Cultural Genaro Estrada: la Biblioteca Gilberto Owen, hoy convertida en un proyecto que no termina de cuajar

En febrero de 2009 se anunció que Culiacán se quedaría sin el corazón del Centro Cultural Genaro Estrada, el lugar del que muchos tienen una historia que recordar, porque la Biblioteca Gilberto Owen siempre fue de todos.

En mi caso, y en muchos de mi generación, abundan recuerdos de las épocas de secundaria y preparatoria en ese lugar. Los trabajos escolares, ante la ausencia del internet, ahí se desarrollaron; los libros eran los únicos que nos daban respuestas.

La Biblioteca era ese espacio que hoy, ante tanta tecnología, pudiera ser imposible de reconocer. Las mesas siempre estaban ocupadas: unos leyendo, otros realizaban las cartulinas que presentarían en clases.

En especial recuerdo a la energética Rosa María Pereza, quien -como directora-, siempre buscó mantener la calma en el lugar: pobre de aquel que cacharan rayando un libro, o arrancándole hojas. Pero pasaba.

Nunca perdí el contacto con ese lugar.

Entrado el 2000, me sumé al grupo que se convirtió en el refugio para los entonces incipientes escritores que reunía semanalmente Élmer Mendoza, cuando el reconocimiento internacional aún no lo alcanzaba.

Surgió ahí el grupo de escritores Los Once Discípulos; y pocos años después, se convirtió en la Asociación Civil La Narrativa que Viene, todo gestado desde el sótano de la Biblioteca, donde estaba también el Área Infantil. Por este espacio desfilaron escritores que el propio Mendoza invitaba: Federico Campbell, Enrique Serna, Javier Velazco, Cristina Rivera Garza, Sergio González Rodríguez, Eduardo Antonio Parra, David Toscana.

Pero también llegaban los cartones de libros de la Editorial Tusquet, que el propio Mendoza nos dejaba en pagos y así, cada quién, empezó a construir su biblioteca personal.

Ahí nacieron varias de las historias: la de la entusiasta Zenaida Moreno, de Agustina Valenzuela, de Eduardo Ruiz, Miguel Espinoza, Lucero González, Norah Carvajal, Jaime Peraza, Dora Luz Orduño; y las de otros más que no concretaron sus publicaciones.

Fueron tiempos buenos e importantes para la literatura en Sinaloa; desde ahí se apoyó, por el ejemplo, la tradición de Regalar un Libro cada 29 de septiembre, igual que programas de radio y reseñas literarias que se publicaron en Noroeste.

El taller siguió y los frutos también, pero al igual que la Biblioteca Gilberto Owen, cambió su sede: fue mudado al MASIN y entonces todo se transformó. Todo se convirtió en historia.

De cómo se convirtió en la biblioteca ‘prestada’

Como reportera del Periódico Noroeste, me tocó ser testigo de cuando el entonces director del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC), Sergio Jacobo Gutiérrez, anunció la remodelación de todo el complejo cultural, que incluyó el traslado de dicha Biblioteca al Casino de la Cultura, para que el espacio que la albergaba se convirtiera en la Galería de Arte Antonio López Sáenz.

Corría el mes de febrero de 2009 cuando se dijo que era un lugar insuficiente para albergar su acervo bibliográfico.

“El edificio donde está actualmente la biblioteca tiene 30 años y ha sufrido el impacto del tiempo, la afluencia ha rebasado, los espacios son insuficientes para albergar las colecciones”, declaró Jacobo a Noroeste.

“El Casino de la Cultura es tres veces más grande que la Biblioteca Owen y el cambio se debe a la insuficiencia de las instalaciones, su deterioro y a la necesidad de incorporar los recursos tecnológicos de vanguardia al nuevo concepto de lo que debe ser una biblioteca”, dijo también.

No recuerdo que nadie se haya opuesto. Y así empezó la mudanza que no ha terminado de concretarse. Han pasado dos directores más y el proyecto sigue como el primer día: nada para los libros.

Perdí la cuenta de cuántas notas he realizado al respecto, y también de las enemistades que me he ganado por insistir en el asunto, pero se olvida que la misión del periodismo es eso, insistir, para que la transparencia esté siempre presente.

Ahora que veo la temática a distancia, atribuyó a que el silencio de entonces -de la comunidad cultural-, se debió principalmente porque jamás se pensó que nunca se concretaría su instalación en el Casino de la Cultura, un hermoso edificio histórico que no estaba mal para albergar a la Biblioteca.

Pero las condiciones nunca se dieron y allí se perdió en su mayoría el acervo bibliográfico, al que le llovió, se le incendió y se le dejó de lado, aunque las declaraciones de que ‘ahora sí ya estará lista’ no se han quedado atrás; pero si algo más faltara y para abono de lo absurdo, ahora resulta que la Biblioteca está prestada.

Está prestada, porque la voluntad política no ha resuelto esta ausencia heredada; y a los gobiernos les gusta abanderar sus propias propuestas, y no las pasadas.

Y desde hace más de 1 mes y 10 días el edificio ha permanecido bajo la ocupación de la Secretaría de Seguridad Pública, cuando se había dicho que el ‘préstamo’ no iría más allá de los 40 días.

Esperemos que no suceda como los libros prestados, porque éstos nunca regresan.

La Biblioteca Gilberto Owen a través de la historia

  • En febrero de 2009 se dijo que su espacio original era un sitio insuficiente para albergar su acervo bibliográfico, y que sería trasladada al Casino de la Cultura, donde ambas plantas eran subutilizadas.
  • Ante la culminación del Gobierno de Jesús Aguilar Padilla, en diciembre de 2010 se apresuró la inauguración de la Galería de Arte Antonio López Sáenz, aún sin concluir, pero ya borrados los restos de donde estuvo la Biblioteca.
  • El tema de la Owen se convirtió en silencio. Falta de presupuesto y cuestionamientos sobre la peligrosidad y ruido en la nueva sede, lo postergaron.
  • Durante este tiempo, una larga lista de libros se mantuvo encartonada. Muchos de ellos fueron desechados por su mal estado. Les llovió, se incendiaron.
  • A la llegada de María Luisa Miranda Monreal como directora del ISIC, a inicios de su gestión se anunció la construcción de un edificio propio, frente la Universidad de Occidente, aunque también se habló de su traslado al Parque Ernesto Millán Escalante.
  • La funcionaria declaró que nunca se tuvo un presupuesto aprobado para adecuar al Casino como la nueva sede de la Biblioteca, ni para trasladar la Librería Educal, a la Galería de Arte Joven.
  • “Para nosotros este es un asunto muy preocupante, desde que llegamos a la dirección hemos asumido un compromiso por resolverlo. Hay muchas cosas que no se pensaron antes de desmontar la biblioteca”, dijo la directora Miranda.
  • “Tengo claro que es un problema serio que la biblioteca esté ‘encartonada’ y que no cumpla su función. Es una incongruencia que promovamos la lectura y no contemos con nuestro principal centro al servicio”, añadió.
  • En 2016 terminó la gestión de Mario López Valdez como Gobernador del estado, dejando en herencia un edificio para la biblioteca, pero sin concluir su equipamiento.
  • Desde la llegada del gobernador Quirino Ordaz Coppel, se ha seguido postergando su apertura. Su culminación ha sido anunciada en distintas ocasiones por el director del ISIC, Papik Ramírez Bernal, pero se terminó ‘prestando’ el edificio a la Secretaria de Seguridad Pública.

Así cómo.

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