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¿Dónde está la Biblioteca Gilberto Owen?
Hace unos días, el pueblo mágico de Mocorito fue noticia nacional. Y no por hechos violentos, como pudiera pensarse, sino por haber sido la sede de la puesta en marcha de la Estrategia Nacional de Lectura.
Allí, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador; su esposa, Beatriz Gutiérrez Müiller y el ahora director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo 2, dieron lúcidos discursos en relación a la lectura, que en su parte medular llegará a “todos”, con ejemplares desde 10 pesos y se fomentará desde la infancia.
Entre las frases más contundentes de Taibo 2, se pudieron escuchar: “Con la voluntad se hacen milagros, y vamos a hacer milagros. La democracia es un viento que va a barrer, y con eso irán el libro y la lectura”; “No serán lectores porque se los vayan a imponer, sino porque abriremos las puertas para que todos tengan acceso. Vamos a hacer libros baratísimos y regalar libros”; “Un pueblo que lee es un pueblo que construye utopías y pensamiento crítico”.
Suena bien, más si pensamos que -en los últimos años- los libros han incrementado su precio, aunque esto tampoco sea definitorio para que la gente lea, puesto que el acceso a internet ha permitido un acercamiento también. Distinto, sí, pero -al fin- se pueden conseguir algunas obras digitales.
En tiempos modernos, aun así, muchos prefieren el papel, dedicar tiempo a sentir la emoción por las letras físicas y con ese olor a historia. En fin. Para todos hay. Sin embargo, a lo que no se refirieron, fue a la grave problemática que se vive, al menos en Sinaloa, en cuanto a lo que a bibliotecas se refiere.
No es ningún secreto que la capital del estado sigue sin tener su biblioteca pública, no ha habido voluntad política para regresarle a la ciudad el espacio que, desde 2010, se decidió sacar del Centro Cultural Genaro Estrada. Se ha quedado en el discurso.
Entre una propuesta y otra, finalmente la administración pasada realizó una construcción, a medias, para instalarla enseguida del Parque Temático, que desde entonces ha quedado en el olvido. El cascarón del edificio se ha deteriorado con el tiempo y algunos libros se encuentran en el Casino de la Cultura.
De repente, a través de boletines institucionales del ISIC, se anuncia dotación de libros para la Owen; y sería bueno preguntar: ¿el intento de biblioteca que ofrece la institución en el Casino de la Cultura, es suficiente para fomentar la lectura?
Es claro que esta situación no se resolverá sólo con dinero (porque ha sido el mejor pretexto en los últimos años), sino con esa voluntad política de la que habló Taibo II, la que hace milagros para que realmente la lectura llegue a todos, en el sentido romántico de la intención.