LA APUESTA: PAN Y CIRCO

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Por Azucena Manjarrez

  • Más de 20 mil personas reúne la Banda MS en la Explanada de Gobierno, mientras la ciudad padece de graves problemas de inseguridad.

Mientras la ciudad se cae a pedazos padeciendo problemas de inseguridad, carencias y desfalcos en las distintas áreas del gobierno actual, parece que lo único que importa es ‘compensar’, si pudiéramos decirlo de esta manera, con eventos masivos y gratuitos que sólo adelgazan los pocos presupuestos destinados a la cultura y que no redundan en beneficios, ni a corto ni a largo plazo.

No había ninguna duda que la Banda MS abarrotaría la explanada de gobierno durante el concierto ofrecido el viernes 16 de febrero, así como lo han hecho y lo seguirá haciendo cada grupo o artista que presente la máxima institución de cultura en Sinaloa (ISIC), en este afán de llegar a las masas.

No hablemos de la existencia de una ‘política cultural’, porque para eso nos falta mucho; cada administración se amolda muchas veces a los gustos de los directores en turno, o a los de sus jefes superiores. Esto ha traído que en Sinaloa todavía no podamos hablar de programas definidos, que impacten realmente en las necesidades de los ciudadanos.

Este tipo de festivales, que suenan más a derroche económico que otra cosa, sólo son relámpagos que al poco tiempo se desvanecen.

Y el de esta ocasión incluso movilizó a la ciudadanía, que -molesta  por la cancelación de quimioterapias en el Hospital Pediátrico- originó el movimiento #NoSeMetanConNuestrasHijas y entregó al Gobierno estatal 2 mil firmas para la cancelación de dicho espectáculo. Sin embargo, no pasó nada. El concierto se ofreció sin contratiempos ante más de 20 mil personas, mientras que las necesidades más apremiantes de los sinaloenses siguen al desamparo.

¿Acaso esta será la constante del actual gobierno? Si es así, lo más seguro es que tengamos otro sexenio perdido en la cultura. La apuesta de pan y circo no dejaría nada.

A la cultura le siguen quedando a deber, sobre todo aquélla que necesita la población más vulnerable, que poco o nada sabe del fomento a la lectura, de lo bueno que sería escuchar música, bailar, hacer teatro.

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