UNA ACTUACIÓN SOBERBIA

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Creo que es la segunda ocasión que me instalo en una mesa del Paseo del Ángel. Y lo hice para hablar de la vida con Alexander Quiñónez, a quien vislumbro como a uno de esos chavales que te pisan los pies sobre la línea del relevo generacional. Fuimos allí luego de la función de la obra ¿Duermen los peces?, que a la vez representó el estreno del décimo tercer Festival de monólogos Teatro a una sola voz,  que se realiza en Culiacán del 15 al 21 de julio. En varios momentos de la noche vi a Alexander saludar a personas que por allí pasaron, conversando en corto con algunas, nada más estrechando las manos de otras. En lo particular me llamó la atención cuando platicó con un par de cándidos pequeños que andaban de mesa en mesa vendiendo dulces, mientras su abuela desalmada descansaba en una banca cercana. Alexander y los cándidos pequeños ya se conocían, y descubrí que Alexander tiene el don de poder entender y comunicarse con los niños, lo que resulta tan difícil para tantos adultos, situación plásticamente expuesta en la magnífica función que vi en el Teatro Socorro Astol, donde la actriz Adriana Reséndiz ofreció una magistral interpretación del personaje “Jette”, la historia de una infante de diez años de edad inmersa en un confuso universo sentimental luego del fallecimiento de su único hermano, más chico que ella, dejando en evidencia lo torpe que solemos ser los mayores frente a las elucidaciones que un pequeño puede generar para poder explicarse la vida. Y la muerte. Soberbia la actuación de Reséndiz, quien nunca perdió el ritmo de una obra significativamente difícil, prendida de un péndulo que hacia un lado tenía la grácil inocencia de una niña capaz de hacer reír por sus ocurrencias en medio de la tragedia, mientras que por el otro estaba el hecho oscuro, real y doloroso de la muerte. Excelente inicio del Festival de Monólogos.

Te invito a que consultes la cartelera para que no te pierdas ninguna función de este Festival.

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