Desde hace casi tres años se ha realizado el programa Letras en la Plazuela, más con el corazón que otra cosa.
Pocos programas culturales sobreviven a la vorágine de las administraciones que van llegando o ya se van; lo siempre dicho, “no hay recursos”, merma algunas propuestas valiosas, que sólo dejan su impronta en la ciudad.
Sin embargo hay algunas propuestas que, aun cuando todo está en contra, deciden seguir sólo por el interés de ‘mover’ a este Culiacán, que requeriría más cultura y menos armas.
Letras en la Plazuela ha sido un programa que para muchos pudiera ser poca cosa; unas bocinas, sillas, una mesa, hojas, letras… y un lector frente a la gente común que da lectura a cuentos, o a poesía, cuando no a fragmentos de novela.
La voz se mezcla con el sonido de los cláxones de los automóviles, choca contra los transeúntes que caminan a los ritmos marcados por la velocidad cotidiana; pero otros, muy pocos, toman asiento exclusivamente para escuchar.
En pleno corazón de la ciudad –donde también se escuchan las campanadas de Catedral– se desarrolla esta actividad, que desde hace casi tres años ha coordinado el escritor César Ibarra.
Semanalmente ha estado ahí para detener el tiempo con letras, para hacer –de manera voluntaria– lo que debiera ser parte de una agenda oficial, aunque eso no es garantía de nada.
Esta actividad, que religiosamente se realiza cada jueves, se ha convertido en uno de los pocos respiros que en materia de fomento a la lectura se desarrolla, fuera de toda rigidez.
En esta ciudad, donde escasean las bibliotecas y las pocas que existen están casi abandonadas, Letras en la Plazuela ha sido un haz luminoso, que debería seguir con la participación ciudadana.
Recordemos que en un inicio, tanto Ayuntamiento como el ISIC, se habían sumado al impulso de este programa, pero como sucede en muchos casos, hubo otras prioridades.
Ahora con el apoyo voluntario de Cuadrante Creativo y más con el corazón de sus participantes, ha subsistido para el gusto de muchos y el desinterés de otros.
Este programa ha logrado reunir a casi todos los poetas, escritores, actores, dramaturgos, teatreros y bailarines de la ciudad, que dan su tiempo para que otros detengan su rumbo. Ellos dan lectura a lo que otros y ellos mismos escriben.
Celebran también a lo más luminoso de la literatura sinaloense.
Por ello, ojalá que las letras –en este espacio– no dejen de escucharse, mucho más ahora que César Ibarra, su coordinador, padece de su salud y está solicitando el apoyo de la gente, en medio del programa en mención que pese a todo no deja de tintinear en el barullo de la plazuela.
Gracias por tu bello texto, Azucena. Todo lo mejor para ti. Abrazos.