AQUELLOS OTROS PERSONAJES

1
4484

Durante mucho tiempo han habitado las calles y colonias de esta ciudad. Han estado en los camiones, cruceros, esquinas, edificios.

Son los personajes que han habitado ese Culiacán de las Maravillas al que tanto le escribió en su dramaturgia Óscar Liera. Una tierra tan llena de todo, en la que lo oscuro y lo blanco se confronta a cada día, pero en la que es innegable ese otro color del que se pinta con la presencia de aquellos que fuera o no de sí,  atropellan nuestra simple existencia.

Las ciudades sólo así pueden sentirse, ubicándose fuera de toda formalidad. Poniendo ojos y sentido, en lo que robustece el corazón y los sentidos de un territorio.

Son los semáforos que nos indican seguir, parar o hacer una pausa. Más lo último que todo. Somos el resultado de todos ellos; del parlanchín de la cuadra, del cieguito que pide ayuda, del que canta arriba de un camión, de la mujer que con su mente perdida busca algo que no encontrará, del hombre que bajo el sol nos limpia el parabrisas. Aquellos otros personajes están siempre presentes.

LUPITAAZUCENALupita, La Novia

Si hay algún personaje entrañable para la ciudad, es Lupita, La Novia, aquella mujer que paseaba por las calles de la ciudad. Guadalupe Leyva Flores ha jugado, con el tiempo transcurrido, con esas calles, con los reclamos que hacía. Dejó su imagen en los sitios por los que transitó con sus lentes oscuros y su joyería, la Avenida Álvaro Obregón, Ángel Flores, Miguel Hidalgo, el Mercado Garmendia, las mercerías y las tiendas de telas, donde le regalaban retazos.

Su incesante espera en Catedral para ser recibida por el Obispo para que la llevara con el Papa y comunicarle la encomienda de la Virgen de Guadalupe de recuperar el Tesoro de la Divina Gracia, aún se cuenta entre las anécdotas, porque no había día en el que no estuviera ahí.

Hasta antes de su muerte, el 12 de mayo de 1982, su ritual estuvo cargado de inocencia, pero también de ‘locura’, porque hasta la fecha Lupita permanece, con su vestido de novia, con esa historia que muchos recuerdan y que ha perdurado a través del tiempo.

JERINGASAZUCENAEl Padre Jeringas

El Padre Héctor Orozco Gutiérrez siempre viste de blanco y lleva consigo escapularios y agua bendita para confesar, bautizar, dar la comunión a los enfermos y acercar a Dios a quienes embarga la pérdida de un ser querido. Al Padre Jeringas y oficiante en el Templo de Nuestra Señora de la Soledad, en la Colonia Barrancos, se le atribuye la posibilidad de estar en dos lugares a la vez y llegar de imprevisto a hospitales y funerarias, aUn cuando pareciera que los años le quitaran fuerza, pero sucede todo lo contrario.

Sabe que tiene un don distinto; de otra manera no se podría explicar cómo las multitudes lo esperan en sus misas de sanación para tocarlo o estar cerca de él, con la esperanza de que les cure todos sus males. Relegado por la jerarquía católica ‘oficial’, se ha mantenido allá en su colonia más activo que nunca, como un alma piadosa que en realidad hace milagros.

PLAZAROSALESAZUCENAEl Capi Cisneros

Los raspados de Heriberto Cisneros, más conocido como el Capi Cisneros, se volvieron entrañables para una generación. Él ofrecía sus productos con sabor a durazno, vainilla con lechera en Plazuela Antonio Rosales. Sus golosinas eran un buen pretexto para que las familias visitaran ese espacio universitario, para disfrutar ahí de los raspados que en su momento fueron los más solicitados en la ciudad. El historiador Gilberto López Alanís dice que dentro de su clientela se encontraron Enrique Sánchez Alonso El Negrumo, Amparo Ochoa, Óscar Liera, Ramón Rubín, Pedro Infante.

La Fanny. ¿Quién no recuerda a La Fanny, en realidad bautizado con el nombre de Juan Navarrete Salcido, que vestido de mujer vagaba por las calles, la Plazuela Rosales, el Edificio Central? En este último, increpaba con los gritos de “¡Rateros!” y “¡Pónganse a trabajar!”. En sus últimos años de vida, este personaje se mantuvo en las afueras de una tienda de discos, en la calle Juan Carrasco, casi esquina con Benito Juárez, donde bailaba al ritmo de la música que le pusieran. Con su cabellera que pintaba de distintos colores, recibía monedas de la gente, hasta que un día dejó de estar físicamente. El 2005 acabó con su vida, no así con el recuerdo aún de muchos.

DRCULTURAAZUCENAEl Doctor Cultura 

José Guadalupe Sánchez Aceves, mejor conocido como El Doctor Cultura, fue un personaje que usaba gafas, que a sus más de 70 años no se perdía ningún evento artístico. Siempre con un galón de agua en sus manos y una cartelera en su cartera, era de los primeros en llegar y el último en irse de las presentaciones del Tatuas, OSSLA, Delta Teatro. Él se convirtió en un personaje entrañable para la cultura. Desde que se jubiló como médico, optó por ocupar su tiempo asistiendo a las actividades artísticas de la ciudad, a las que tenía entrada libre y un lugar preferencial en las primeras filas, hasta su muerte. Siempre tuvo una crítica constructiva para cada presentación.

DONCACHITOAZUCENADon Cachito

Siempre vestido de amarillo y rojo, hasta hace pocos meses caminaba por las calles de la ciudad vendiendo cachitos, pero sus dificultades para mirar con claridad lo detuvieron. Hasta antes se había convertido en un personaje popular de este tiempo. Fotos, página de Facebook, lo volvieron casi un ícono. Don Cachito, con un carácter  a veces agrió, tomó con agrado esta fama. Recorrió todos los rincones de la ciudad vendiendo la suerte. La venta de varios premios mayores, le enorgullecían, además de aquellas historias que contaba de sus encuentros con Dios.

MALVERDEAZUCENAMalverde

“Dicen que merodeaba por el rumbo del barrio de La Vaquita, que se atrevía a ventanear la casa del Gobernador Cañedo, enfrente de la Plazuela Rosales”, recuerda el historiador Gilberto López Alanís. Malverde fue un bandolero generoso que ayudó a los pobres de su época, por eso su muerte fue sentida por la población marginada de Culiacán. Él tenía la habilidad de esconderse entre el follaje del río. En la actualidad se invoca su ánima, le prenden veladoras a cambio de un favor. Su ermita es constantemente visitada, aunque muchos lo califican como el santo de los narcotraficantes.

1 COMMENT

  1. Muchas gracias por recordar a mi papá de tan bonita manera, le agradezco si me lo puede enviar a mi correo.

    ATTE.

    Claudia Sánchez ( hija del Dr. Cultura )

Dejar un comentario