El Lugar, el momento y la buena compañía son los ingredientes que pueden convertirse en una sinigual experiencia gastronómica. La primera receta aprendida por todo niño sinaloense que le guste la gastronomía, o mejor dicho: cocinar, tiene que ver con el suculento y exótico platillo sinaloense “sopitas de tomate”, que contiene todos los elementos para convertirse en esa incomparable experiencia cada vez que se degusta, pero sobre todo el ambiente que se torna alrededor del fogón cuando lo preparamos, disfrutando cada instante, llenándonos de colores y olores de diversos matices, pero sobre todo el rojo del campo sinaloense. Al preparar las sopitas de tomate, traemos al presente nuestra niñez
En lo que respecta a la mía, cuando no existían aún en la entidad los productos Pando, el Fuerte y Sinalopasta, los tomates, en sus diferentes variedades, fluían como los mangos en tiempo de verano y antes de las lluvias; tan así, que los excedentes de tomates, o rezaga, como comúnmente se le llama, se convertían en alimento para el ganado; de modo que batangas repletas llegaban a casa, que entraban por el gran portón que daba acceso al inmenso patio donde se encontraban toda la variedad de árboles frutales característicos de la región, como mangos, tamarindos, naranjos, guayabos, ciruelos, limoneros, por supuesto que sembrados y acicalados por mi madre, y bajo sus sombras estaban los corrales de ganado, a los cuales iban destinados estas ricas frutas (el tomate es un fruto, al cual los mexicanos le damos el nombramiento de vegetal). Así es que, al descargar los tomates en un área protegida en forma de troje, los vecinos llegaban con sus canastos, cajas, bolsas, baldes, o en la enaguas, a cargarse de este producto y llevarlo a sus casas, para momentos más tarde preparar las ricas y aromáticas sopitas de tomate, que como al principio he indicado, han ido desapareciendo del sabroso y basto menú sinaloense, por lo cual hoy revivo y comparto la exquisita y sencilla receta.
Ingredientes
8 tortillas
4 tomates rojos maduros
¼ de cebolla
3 cucharadas de aceite vegetal
Sal y pimienta al gusto
Queso de rancho fresco
Preparación
Trocear las tortillas, lavar y desinfectar los tomates, cortarlos en pequeños cuadritos al igual que la cebolla; apartar; poner al fuego una sartén y calentar el aceite vegetal. Una vez caliente, agregar las tortillas troceadas, dejar que doren un poco, agregar la cebolla, luego el tomate e injertar todo muy bien hasta que el tomate haya soltado todo su jugo; sal pimentar y dejar reposar por unos minutos, para que la tortilla se llene del sabor y el perfume del tomate. Servir en un plato y agregar el queso fresco de rancho. Se comen calientes. Experiencia que gamas olvidarás.