No conozco a ningún padre que diga: “Estoy seguro que mi hijo será un gay exitoso”.
Salir del Closet: si te metes a internet, recibirás mil significados; el más común es sacar a la luz pública un aspecto de tu vida que tenías oculto. En algunos casos es un proceso bastante difícil, dado que vivimos en una sociedad hetero patriarcal, o dicho de otro modo: la dominación del macho sobre todas las cosas.
Existen procesos bastante difíciles donde a veces se desbordan las dudas, los sentimientos de culpa, la vergüenza, el rechazo social, la angustia y la incertidumbre. La mayoría –por no decir todos–, los hemos vivido en diferentes medidas, pues hay de familias a familias, algunas más (otras menos) tolerantes con respecto al tema, pero al final de cuentas el asunto gira en torno al machismo que exista en cada círculo; y claro, en torno a la culpa religiosa de no llevar los pasos por “el buen camino”.
Finalmente, a veces accidentalmente, llega el momento de abrirte con tu familia; o a veces no es ni necesario, ateniéndose a eso que te dijeron una vez: “Las madres siempre lo saben, ellas te parieron”. Y luego del difícil proceso de sacar toda esa información que tenías dentro guardada y que no te dejaba casi respirar, te sientes liberado, independientemente del efecto que tenga en tus padres. Y ya estás listo para asumir tu nueva vida, sentimental y socialmente. Y ya, piensas que terminó todo, que sólo queda asumir las consecuencias y ser feliz.
Pero nunca nos ponemos a pensar en nuestros padres, nunca nos ponemos a reflexionar en que ellos también salen del closet junto contigo; y es –creo yo– mucho más difícil para ellos, porque no saben cómo enfrentarse a la situación, nadie te prepara para eso; y no importa si ya lo sospechaban, pues el sólo hecho de que te confieses frente a frente, ya les crea un gran conflicto emocional.
Desde el momento en que nacemos, nuestros padres crean una imagen del hijo que siempre habían querido tener, planean toda una grandiosa vida para nosotros, nos vuelcan todos sus sueños y esperanzas; somos la esperanza, la redención. Tal vez esperen de nosotros todo lo que no pudieron ser.
Y –créanme– dentro de sus ilusiones no puede tener cabida ni una sola línea de lo sigue: “Estoy seguro que mi hijo será un gay exitoso”. Ni pensarlo, y mucho menos en esta sociedad machista.
Entonces, cuando decimos lo que somos, hagan de cuenta que frente a sus ojos nos rompemos cual espejo en mil pedazos, se hacen añicos las imágenes que tenían volcadas en nosotros. Es por eso que tenemos que ser comprensivos con nuestros padres, ser pacientes, pues como les dije anteriormente, nadie te prepara para afrontar algo así.
Y claro, a veces el proceso de las declaraciones y las aceptaciones toma mucho más tiempo de lo habitual, pero toma en cuenta que tú no abandonas el closet solo, sino que sales con tu familia entera.
Afortunadamente hace ya unos meses, por iniciativa de Gabriel Rosario, Presidente de la Federación de Barandillas de Sinaloa, se realizó el Primer Encuentro de la Diversidad Sexual de Sinaloa, evento en el cual pudimos conocer de cerca el trabajo que realiza Mariola Rubio a través de su Fundación Corazón Abierto.
Ella, una madre con un hijo como tú, como yo, y se ha dado a la tarea de orientar a los padres en cuanto a este proceso.
Tarea única dentro del estado, y gratamente recibida y esperada. Información necesaria para evitar tanta homofobia.
Tu hijo o hija no es raro (a). No se acaba el mundo. El saber que es gay no borra todos los bellos momentos que has vivido junto a él a lo largo de su crecimiento. Eso no significa que no puedas seguir siendo la madre– o padre– que has sido para él (o para ella) durante toda su vida.
El que te haya confesado algo tan íntimo es síntoma de una profunda confianza. A partir de ello, por supuesto que la relación familiar será mucho más fuerte.
Acérquense a Mariola, búsquenla en Facebook.