Ya estuvo. Acabo de ver un video del día de la presentación del libro “Pez en el agua”, casi recién salido de los hornos de Editorial UAS, y digo yo que Adelina Cabanillas Flores, hermana de Óscar Liera, el hombre de letras considerado entre los mejores dramaturgos mexicanos de la última mitad del siglo XX, definitivamente ha sido mal asesorada, o que al menos se ha rodeado de personajes que le hablan mentiras al oído. Días atrás concluyeron los festejos de aniversario de la casa de estudios que cobijara a Liera en buena parte de sus productivos años de vida -fiesta en la que se presentó el libro referido-, y esa vez se dijeron cosas que bien vale la pena precisar.
En la imagen, Adelina Cabanillas Flores y Elizabeth Moreno Rojas, durante la presentación del libro “Pez en el agua”.
Por lo mismo quisiera, de ya, entrar en materia, y entro, empezando con la programación de los festejos universitarios, donde al principio estuvieron considerados al menos seis montajes de obras de Liera, independientemente de Las Juramentaciones, dirigida por Ramón Mimiaga. Esos montajes fueron parte de la oferta cultural ofrecida a la UAS por parte de la Universidad de Occidente (UdeO), junto con un espectáculo al que dieron en titular El Divo de Juárez, en tributo a Juan Gabriel. Situaciones más, situaciones menos, funcionarios de la UdeO figuraron tribulados luego de enterarse que Cabanillas Flores le estaba cobrando derechos a la UAS para poder que se presentaran esas obras, siendo que aquella institución ya había pagado los derechos legales correspondientes a la Sociedad General de Escritores de México, donde Adelina está adscrita, como heredera de los derechos de Liera, con el número 1615. Para no hacer más largo el cuento, hubo un momento en que personas de la Universidad de Occidente dijeron ya estuvo, no es justo que se cobre por partida doble, y decidieron no participar con tales obras en el Festival de la UAS, pese a que la Coordinación General de Extensión de la Cultura estaba dispuesta a proporcionar el dinero correspondiente. Para concluir: la participación de la UdeO, en la programación de la fiesta de aniversario, se redujo al musical en homenaje a Juan Gabriel. Pero el día que salió a la luz “Pez en el agua”, de parte de la hermana de Liera se dijeron las cosas de otra manera. En resumen: que la UAS, por sus pistolas (la frase es mía) había cancelado los montajes y preferido presentar El Divo de Juárez. Abonarle más a la confusión es darle elementos a los detractores, cualesquiera que sean sus motivos. Por parte de la UAS, lo que hay es un rector que se llama Juan Eulogio Guerra Liera, hijo de un artista y un hombre con probada sensibilidad que conoce a la perfección quién fue y quién seguirá siendo don Óscar Liera; asimismo, una titular de Cultura que se llama María de Jesús Rendón Ibarra, quien suele mediar en lugar de causar conflictos; por otra parte, una directora de Editorial UAS, Elizabeth Moreno Rojas, cuyo andar se mueve solamente al tenor de la narrativa, que fue amiga de Liera, que admira su obra y quien está dispuesta a poner todo de su parte parque que nunca olviden, las nuevas generaciones, lo que fue este genio que tuvo la bendita continencia de andar y vivir por las calles de Sinaloa, y particularmente de querer a la UAS. Y lo que sigue me precisa imponer un alto: qué complicado resulta poner en letras la existencia de artistas que han intentado ser coherentes con su vida, y que no hayan antepuesto el color de sus hígados al momento de ajustar cuentas con la vida. Uno de ellos se llama Rodolfo Arriaga, cuyo nombre le sigue doliendo a Adelina Cabanillas Flores. Insisto yo que la señora se encuentra equivocada, que Arriaga Robles no es el energúmeno que han descrito sus contrarios, sino un hombre comprometido -y a comprobación, por cierta innecesaria- con el teatro y con la cultura. Y debo insistir en el mismo tono en que lo dije ya en otra columna: si la vida es perra, la muerte es peor cuando es súbita. Antes que nos clave sus garfios en la piel, al menos dos personajes de los aquí mencionados debían aclarar ciertos puntos para que Liera no deje de brillar. Ya Editorial UAS hizo lo suyo en lo que compete a la palabra escrita, con el apoyo del rector Guerra; pero falta el equilibrio, porque una dramaturgia sin escenario es como tener un libro en blanco. Díganle adiós a esos detractores cuyas vidas agotaron los astilleros parar reparar sueños. Aquí está la UAS de Óscar Liera. Y también el grupo que formó. Y punto.