Miles y miles acudieron a hacer sano desmadre al Estadio Universitario de la UAS. Botellas volaron, desodorantes hicieron zumba, hubo slam y córrele porque te bailo encima. Pero todo mundo feliz y contento, más aquellos que viajaron sin necesidad de moverse del cigarro. ¿Cómo de quedó el ojo, amigo pata salada?