A mediados del siglo 19, con la republica centralista, México se dividía en departamentos y no en estados. Sinaloa era uno de ellos, dividido en cuatro distritos, que abarcaban partes de Durango.
Esos distritos se llamaron Rosales, Hidalgo, Morelos y Allende.
Rosales era la región norte (parte de lo que fue la provincia de Sinaloa durante la Colonia).
Allende era la región sur (San Sebastián, Rosario y Mazatlán).
Morelos se integraba por Cosalá y San Ignacio.
Culiacán, que era la capital, estaba en el distrito de Hidalgo (mi fuente no lo dice pero lo veo en un mapa viejo, muy desaliñado), con Culiacán y Badiraguato (y de seguro el Évora).
Eso fue durante la breve época de 1835 a 1846, y luego en los primeros años 50, así como durante el II Imperio, aunque el número de departamentos y territorios variaba en cada etapa.
2. DEPARTAMENTOS, DISTRITOS Y PARTIDOS
En 1835 el partido conservador asumió el poder y estableció una república de tipo centralista, en que la democracia era indirecta y las decisiones se tomaban desde el centro del país e iban bajando a los demás niveles (algo que en los hechos nunca ha dejado de suceder, por más federalistas que nuestros políticos nos quieran hacer creer).
En aquellos años, la Constitución de 1827 fue sustituida por las Siete Leyes, en que los departamentos estaban a cargo de gobernadores; estos se subdividían en distritos, administrados por prefectos, y estos en partidos, a cargo de subprefectos.
En el caso de las capitales de departamento (como fue Culiacán), estas se asumían como Municipalidades y las administraba un ayuntamiento.
3. LA PRIMERA ENCICLOPEDIA MEXICANA
Me entero de esos datos que hoy a nadie interesan, repasando los tres tomos del «Apéndice al Diccionario Universal de Historia y de Geografía», de don Manuel Orozco y Berra, publicados hacia 1855-1856, y que pretendía ser la primera enciclopedia sobre México.
Consta de una «colección de artículos relativos a la República Mexicana» de su autoría y de personajes como Guillermo Prieto, Ignacio Rayón, Francisco Zarco, Miguel Lerdo de Tejada y Manuel Payno, entre los que más me suenan.
El tercer tomo lo publicó en 1856, con las siguientes palabras: «termino mi labor sin haber cosechado más de disgustos, y llego al fin de la obra sin estar contento de mi trabajo; bueno sea que alguna vez siquiera sirva de algo».
En mi opinión, vale el esfuerzo, así sea para conocer sucesos de tiempos idos, como el de la inusual aurora boreal que se miró en estas latitudes la noche del 14 de noviembre de 1789, que aterrorizó a los pobladores al creer que se nos venía el fin del mundo con juicio final y todo.
4. LOS DISTRITOS DE SINALOA
El departamento de Sinaloa se dividía en once partidos; tenía más de 250 mil habitantes y abarcaba 37 mil 520 millas cuadradas de superficie.
Los once partidos en que se subdividían los cuatro distritos eran Rosario, San Sebastián, Mazatlán, San Ignacio, Cosalá, Culiacán, Sinaloa, Badirahuato (sic), Mocorito, El Fuerte y Choiz (re sic).
En el distrito de Rosales se hallaban los partidos de Sinaloa, el Fuerte y Choix (aquí incluye a las regiones de Ahome y de Guasave)
Allende abarcaba a los de Mazatlán, San Sebastián (Concordia) y Rosario (aquí incluye a Escuinapa).
Morelos se subdividía en los partidos de Cozalá (rete sic) y San Ignacio (abarcando la región que hoy es Elota).
En lo que respecta a Culiacán (Hidalgo) no lo hallo en el libro como distrito (pero sí en el mapa de marras), aunque, como capital que ya era desde entonces, le correspondía ser una Municipalidad, integrado por los partidos de Culiacán, Badiraguato y Mocorito.
La omisión de Hidalgo es quizá una de esas omisiones e inexactitudes por las que dice Orozco y Berra que su publicación solo le causó disgustos, por la poca participación de articulistas, lo cual achaca a la lastimera situación del país, recién invadido y mutilado por Estados Unidos, lo cual provocó desaliento.
5. LOS ONCE PARTIDOS
Hay una relación de cuántos vivían y lo que se producía en cada partido hacia 1850:
Rosario tenía 22 mil habitantes y producía oro, plata, ganado vacuno, sal, pescado, camarón, maíz, frijol, café, arroz, plátanos y naranjas.
San Sebastián contaba con 23 mil 253 habitantes y producía plata, cobre, plomo, ganado vacuno, maíz, frijol, plátanos, palo brasil (muy usado para extraer tintes) y otras maderas finas y vino mezcal.
Mazatlán tenía 31 mil habitantes y producía maíz, frijol, palo brasil y maderas finas, cal de piedra, cocos, naranjas, pescado, ostiones, perla fina y ganado vacuno.
San Ignacio tenía 16 mil habitantes y producía ganado vacuno, maíz, frijol, sal, palo brasil y maderas finas, naranjas, piñas, plátanos; mezcal, etc.
Cosalá tenía 22 mil habitantes y producía plata, plomo, maíz, azúcar, frijol, mezcal, naranjas exquisitas y otras frutas.
6. OTROS MÁS
Culiacán tenía 36 mil habitantes y producía plata, plomo, palo brasil, maíz, frijol, plátanos, naranjas, piñas, tabaco, aceite de castor, sal, ganado vacuno, pescado, queso, mantequilla, azúcar, panocha y tortugas de carey.
Badiraguato tenía 16 mil habitantes y producía ganado vacuno, queso, azúcar, naranjas, plátanos; plata y oro de placer.
Mocorito, con 20 mil habitantes y producía ganado vacuno, caballar, lanar y de cerda, excelente queso y mantequilla, palo brasil y maderas finas, carey, plátanos y naranjas.
Sinaloa tenía 24 mil habitantes y producía ganado vacuno, caballar, lanar y de cerda; pescado, carey; azúcar, maíz, frijol; jabón, mezcal, etc.
El Fuerte tenía 26 mil gentes y producía ganado vacuno, caballar, lanar y de cerda, queso y mantequilla, cueros, sebo, maíz, frijol, garbanzo, lentejas, mezcal y frutas.
Choix tenía 15 mil pobladores y producía oro de placer, plata, cobre, plomo, fierro y piedra imán, ganado vacuno y lanar, maíz y frijol.
7. HUMAYA, EL RÍO PERDIDO
Hablando del mapa de Sinaloa en 1856, se me hace que está muy «patas arriba», con los nombres de pueblos como echados al voleo (Bachigualato está al lado de Alicama).
Al respecto, comenta Orozco y Berra que, «entre los muchos errores que se notan en los mapas de México, hay uno que llama mucho la atención, tanto por lo fácil que es corregirse, como por pertenecer a una ciudad importante y muy visitada por los viajeros, sobre todo desde el descubrimiento de los tesoros de la Alta California».
Se refiere al equívoco generado por la fusión en Culiacán de los ríos Humaya y Tamazula, para desembocar juntos en Altata.
«La mayor parte de los autores colocan en sus mapas el río de Humaya en una posición equivocada, haciéndolo entrar en el golfo de California 70 a 72 millas más al norte de su verdadera embocadura, en un punto donde en efecto hay un río, pero es el pequeño de Mocorito, equivocado por los geógrafos con el caudaloso de Humaya».
Así, «los autores no han hallado (ignorando esta circunstancia) dónde colocar el río grande de Humaya, por no haber ningún otro entre Altata y la boca del río Mocorito».
Ya hablaremos de los otros distritos.